En el primer día de confinamiento por el CORONAVIRUS

Esta mañana, entre mis cristales se oye respirar la calle
Hoy, por fin se la oye,
Su silencio se hace protagonista.
Hoy no hablamos nosotros, nos hablan las calles, los edificios,
Los tejados,
Las ventanas.
Hoy, ellos, toman vida entre nosotros
Respirando silencio
Albergando una paz desconocida,
Enseñando las manzanas silvestres
Los jacintos y cerezas que escondía,
me sorprende y abraza el sin-sonido
que llena de vida el silencio;
Casi, ni los pájaros se atreven a cantar
Para escuchar a la calle.
Esta mañana nos despierta del sopor,
Casi del coma en el que vivíamos,
Hoy, coincide la vida con el cuerpo
El silencio que oímos de la calle
rasga y descose,
Descose y teje.
Esta mañana sólo escucho su paz
Y el dolor que pase por la calle:
La ambulancia que pasa llorando
Llevando dentro, el dolor de alguna casa.
Se ha hecho el silencio en la calle
Para oír el sufrimiento
Que tantas veces pasa por ella.
Porque estos días
Sólo ellos,
Los que sufren,
Podrán caminar por ella.
Por primera vez en muchos años,
El sufrimiento y el miedo
Que viaja en ambulancia
También son nuestros.
Y una guirnalda de flores,
Mirlos y jacintos,
Engarza nuestra vida.
Y esto es hermoso.
¡La vida me sabe a vida ¡
Tal vez se pueda injertar
en mi manzano
Un cerezo.
Y la calle dejar la vieja seda desvaída
Que la vistió.
Tal vez esté pidiendo seda nueva.
Tal vez hoy, el dinero, también esté de duelo.
Hoy, tal vez, sea el comienzo
De una esperanza
De trigo estremecido,
De rosas que se fueron.
Se ha hecho silencio en la calle
Para escucharnos nosotros.
¡No hay nadie en la calle!
Tal vez, así encontremos
Las llaves, del amor que perdimos.

Segovia 15 de Marzo 2020