¡No es bueno que nadie esté solo!
Entreabierto por los trinos
Un Silencio madrugador
Sorprende y abraza.
Los pájaros se amigan a él en su bullir.
El gorrión picotea la semilla
El mirlo canta, también lo hace el zorzal
La curruca me mira y el estornino limpia de moras mis pies
La morera sonríe, se desmelena y se le cae alguna palabra
Una bocanada de amapola mueve el aire
Y lo llena de colores.
El milano como un cuchillo abre una grieta en el cielo
Los pájaros callan, los jilgueritos también,
Es otro silencio.
Una rosa se ha abierto con sagrado rubor
Avivando vida.
Otras, sus pétalos se desangran
Dejando ecos de miradas asombradas.
El silencio poblado de mi jardín celebro.
El sol recién nacido, los renglones, los versos revolotean
Entre cuartillas y azucenas
Movidos por la brisa,
El perfume de albahaca inciensa el momento.
Pasa una golondrina haciendo garabatos en el cielo,
Y va la vida
Del corazón a los ojos
Los ojos al corazón,
Que anda abrigando palomas de olivo.
Se desborda de cerezas mi ciruelo.
Tengo un ciruelo que a ratos da cerezas.
La inocencia y la paz del tilo se abren paso
Con un eco de eternidad
Se extiende el alma.
La puerta se abre de vez en cuando
Esta mañana no pinta sola
El cristal refulgente de luz acaricia a una curruca.
El amor brillando
Y la amapola de nuevo cimbrea
Un paisaje luminoso se cuela en mi mesa y en mis venas
Se hace versos.
El sol puntilleando encajes en seda de mi morera
Como mantón de manila
Rebosa alegría y luz.
¡No es bueno que el hombre esté sólo!
Y entonces, se hizo la voz y la palabra,
Y el trino de los pájaros
Para que nadie esté solo.
Pasa un niño botando una pelota
La pelota da vueltas como si fuera la tierra
La tierra entre sus pies y mis ojos
La pelota se escapa a otro cielo.
Respira la mañana
Se recogen mis plegarias.
¿Qué tal vecina, ya has vuelto?
¡Ya estoy aquí!
Los jazmines derrochan alegría
Las nubes bordando el cielo
Donde la palabra descansa.
Se cosen los agujeros del alma y trinan de nuevo los pájaros
Continúa la hermosura del día.
La dicha puede ser esta alquimia
Una flor que se enciende en mi cuerpo, cristalina y cantarina
De sorpresa y de quietud.
El gorrión trayendo las afueras dentro
¡Prendado lo dejó de su hermosura!
Pasa la mariposa como lamparillita ardiendo de Ti:
Reunión de corazones
De todos los ojos que han existido en otros ojos
De manos que hacen caminito en su nidar
El corazón rezuma el cielo,
En esta mesa come el mundo
Pan inesperado y vino
Y la luz ardiendo en el volar.
La mañana respira
Vierte su claridad en susurro
Alguien dice mi nombre.
Y veo una estrella
Que sueña perfume,
De un azul rebosante
En el fondo de mi taza de café.
No es bueno que nadie esté solo
Guadalix 13 de Junio 2024
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