Rogier van der Weyden (Flemish 1903-1905) Descent from the Cross (Ca-1435)

Museo del Prado, Madrid, Spain..

La despersonalización de la experiencia cristiana

Actitud  de los dirigentes hacia Jesús Jn 7,45-53.  [i]

¿Por qué matan a Jesús hombres y mujeres que le seguían y lo aclamaban continuamente? ¿Por qué gente de principios, en la primera oportunidad que tienen se corrompen? ¿En qué medida participo yo de la experiencia de poder que mata a Dios? Estas  tres preguntas planean toda la reflexión, la de hoy y la de los días posteriores,  sobre todo la primera pregunta. Este pasaje del evangelio “actitud de los dirigentes frente a Jesús” me llamó mucho la atención muchísimos aspectos de él.  Decidí recorrer mi propia experiencia religiosa porque me vi reflejada de alguna forma en los personajes que aquí aparecen, y he profundizado mucho en él para encontrar luz  para nuestros días y porque como dice uno de los monjes asesinados del Tibhirine: “Cada una de nuestras lámparas puede seguir significando en la noche del mundo la certeza del día que ya está aquí“ Christian de Chergué .

Jesús denuncia en su tiempo la explotación y opresión que ejercían sus dirigentes religiosos, que optaban por sus propios intereses  en contra de la gente del pueblo y la profunda desigualdad, Jn (8, 23) y a esta denuncia reaccionan las élites religiosas y mandan a unos guardias a  apresarle. En la desigualdad se fragua la prepotencia, el nepotismo y la impunidad. Un mal extendido en la Iglesia.

Toda opresión que se ejerce esconde un carácter elitista y en ella vive la prepotencia y la humillación. El clericalismo es un autocentramiento que se enuclea desde los privilegios. El elitista lo que quiere es afirmar su dominio y no quiere perder sus privilegios, le encanta estar por encima y ser más que los otros, o que los otros sean menos; en este evangelio utilizan los sumos sacerdotes y fariseos la humillación contra los guardias para desprestigiar no sólo la creencia sino la persona en quien creen. “¿También vosotros habéis sido embaucados por él?”  Fue la recriminación de los fariseos a los guardias cuando justificaron su posición de no haber apresado a Jesús.

 “jamás hombre alguno ha hablado así”. Me impresionó profundamente esta frase de los guardias que fueron a apresar a Jesús y quedaron desarmados, asombrados, conmovidos  por sus  palabras, por ese palpitar de Dios en ellos. S. Weil afirma que “una vez que se posee un punto de eternidad en el alma no queda más que preservarlo pues crece desde sí mismo como una simiente”. Como debería crecer en nosotros para ser memoria de Jesús en el mundo. Me pregunto: ¿nuestras liturgias facilitan este encuentro transformador  con la Palabra de Jesús?  ¿Cuántos podrían decir lo mismo: “jamás hombre alguno ha hablado como Él cuando sale de una iglesia”? Ellos volvieron libres,  se enfrentaron a los fariseos y sumos sacerdotes (ss) en un claro desafío, impulsados  por ese dinamismo que emana de lo más hondo del evangelio y que les encendió la voz y la palabra. Me pregunto ¿por qué estos hombres que fueron así de conmovidos y tantos otros, que recibieron la  bondad de Jesús fueron capaces de matarlo después? ¿Qué pasó dentro de ellos? Me sorprende también ver a Nicodemo que había estado  a solas con  Jesús en la intimidad de la noche, que no fue capaz de defender a Jesús, sumarse a la experiencia de los guardias. Se agarró  al comodín de la Ley para intentar echarle una mano. ” ¿Acaso nuestra ley permite condenar a un hombre que no ha sido juzgado?” les dijo a sus colegas.

Los dirigentes  se lanzan a descalificar, desautorizar, ridiculizar y despreciar;  una forma de despersonalizar la experiencia de los soldados y ocultar la verdad (Hoy se difunden bulos para acabar con el adversario). Un mecanismo claro del poder para humillar, confundir y con ello,  manipular y someter a quienes piensan de forma diferente, a los que tienen debajo. Así es muy fácil poner al pueblo en disposición de decir ¡Crucifícalo, crucifícalo! El sometimiento te vincula con los intereses de quien te aplasta.

Rebajar, despreciar, degradar, devaluar son verdaderas armas destructivas que tienen unas raíces profundas en las aguas de exclusividad y privilegios, de las que beben las élites! Todas! También es el mecanismo de todo acosador. No pudieron soportar que estos humildes guardias tuvieran una experiencia inefable del encuentro con Dios. Respondieron humillándoles “¿También os habéis dejado embaucar vosotros?” En todos los actores nos podemos ver retratados, la sociedad, la iglesia y nosotros. Nos podemos reconocer en sus conductas, y esto es importante, porque una vez que sabemos quiénes somos y de qué lado nos caemos, podemos caminar con más verdad y sobre todo con más luz, y se haga más difícil la posibilidad  de manipularnos y convertirnos nosotros en opresores “Quien procede lealmente se acerca a la luz” dice el Señor. Acercarnos a nuestra propia verdad es proceder lealmente. Este evangelio puede iluminar profundamente la naturaleza de nuestra relación con Dios dentro de la iglesia y con el clero, nuestras verdaderas aspiraciones y nuestra verdadera esperanza.

“¿Cuántos jefes de nosotros habéis visto que le sigan?” Ante el temblor, la emoción de la experiencia que tienen del encuentro con Jesús, caen como una losa, desautorizan su experiencia, niegan la vida como fuente de experiencia de Dios, aplican el rodillo de “no pertenencia  a la élite religiosa”. Vosotros no podéis proclamar nada, no sois nadie. Los fariseos no quieren saber lo que ven en Jesús los guardias, ellos sólo saben que Jesús les debilita, tampoco quieren escuchar lo que tengan que decir; ellos, sólo son los que pueden leer la realidad e interpretarla, decir lo que es verdad y lo que no; ellos únicamente pueden interpretar a Dios. Son una élite exclusiva y excluyente. Son  modelo porque son “la autoridad”, hay que imitarles. No vale la experiencia propia. Son los que acreditan lo que ocurre en la vida y,  desautorizan la opinión que se forme el resto, el pueblo llano. Se ponen delante de Dios, le sustituyen. Me recuerda la propia doctrina de la Iglesia en muchos de sus aspectos, prácticas y estructura, consagrando la superioridad del clero y la vida consagrada, como consecuencia a los laicos sólo nos queda: la obediencia al pastor, la conciencia “formada” por ellos, y vivir en libertad vigilada.

El sentimiento de exclusividad es profundamente hiriente, sostiene el elitismo, subordinados y sometidos. Deja mucho daño  en la sociedad, en la iglesia y, en las organizaciones dónde se producen; deja mucha sangre en el camino, aunque a nivel personal no sean personas hirientes, ni tengan intencionalidad. Todos los sistemas en los que existe un grupo de privilegiados y de élite, (la iglesia es uno de ellos), se alimentan de la humillación de los de abajo, por la sumisión que se les exige,  (aceptación doctrinal, litúrgica, estructuras desiguales, cumplimiento)  una relación de subalternidad profundamente antievangélica; muy parecida al sistema religioso de los fariseos y  (ss). Estas relaciones  dañan a las personas que lo padecen  y a la institución que lo permite,  porque la violencia externa (la desigualdad lo es) se convierte en violencia interior, en forma de opresión y paralización,  cristalizando  en conductas serviles -despersonalizadas- cuyo fin  sigue siendo, reproducir en la vida lo que ellos indiquen. Decía S. Weil “Toda violencia externa se convierte en vínculo interior en forma de opresión”, es decir: un vínculo interno con quienes te oprimen, conformando tu vida con lo que viven ellos, con unos marcos mentales en la que bueno es hacer todo lo que te manden es decir obedecer. Vivimos una religión de forma impersonal. Las conductas despectivas y humillantes están normalizadas en la iglesia y también en la sociedad y por eso no se ven. La consecuencia es que aceptamos que existan derechos  para unos pocos, y otros sin ellos; incluso algunos, convertidos en derechos divinos. Normalizamos el privilegio de unos pocos

La humillación es una conducta violenta a veces no explícita, pero muy eficaz, porque produce sometimiento y conquista voluntades. Toda la batería de respuesta que les dan estas elites a los guardias , muestran su  menosprecio por lo que viven. El  menosprecio es otra forma de humillación. Por ejemplo la devaluación perpetúa que hace la iglesia sobre la mujer y de facto la exclusión de los laicos niños y niñas de las decisiones en la marcha de la iglesia. La humillación consigue menoscabar la dignidad de los seres humanos, no tiene por qué ser consciente, basta que se consolide en la actividad de un sistema, de una organización,  y se cumpla el propósito de manipulación que es prestar servicios y adhesión a las élites. ¡Crucifícalo, Crucifícalo!  Sólo fue una consecuencia  del dominio y la manipulación  en que vivían.

El clericalismo produce un autocentramiento y toda la experiencia religiosa gira en torno a ellos, encumbrados. Lo que buscaban los fariseos y (ss) en su prepotencia era mantener las distancias, hacer más grande la diferencia, aumentar su poder para sus propios intereses disfrazados de servicio a Dios, y con ello mantener sus privilegios y prestigio. En la desigualdad se fragua la prepotencia, el nepotismo y la impunidad. Un mal extendido en la Iglesia.

Nada paraliza más el pensamiento y vida que el sentimiento de inferioridad. Las élites te explican la vida de forma que tú te sientas inferior; lo consiguen mediante la humillación sistemática  manteniendo la estructura opresiva, la mayoría de las veces negada. Es una violencia muy dañina, muy eficaz. Tu libertad interior está secuestrada por toda la ideología religiosa que se ha tejido  dentro de ti,  excluyéndote a ti misma de tu vida interior con profundas costuras que te tienen sujeta a una forma de entender la vida que tú no controlas, de forma que tu libertad interior está secuestrada. Cuando delegamos nuestra  responsabilidad, matamos nuestra libertad. Afirman obispos de la iglesia de que “es voluntad de Dios que las mujeres no accedan al presbiterado” y esto que lo suscribe la mayoría del clero, lo creerán muchos y muchas a pies juntillas, y estarán convencidos que este hombre es un hombre de Dios  que adivina su voluntad. Este halo de autoridad, veracidad exclusiva, con el que se rodean y les otorgamos por ser élite controla nuestra libertad: que  son buena gente,  que ellos conocen, nosotros no, facilitan  aceptar automáticamente todo lo que dicen, gracias a  prejuicio de  bondad, de  inteligencia,  sabiduría y autoridad  que hemos aprendido a otorgar a los  de arriba. La iglesia clerical nos ha tejido en esa dinámica: unos  son los que piensan y deciden y otros los que obedecen y cumplen, haciendo en este proceso personas  profundamente manipulables que  viven lejos de su verdadera experiencia de ser. Lo que da como resultado una despersonalización de la experiencia religiosa. Es muy eficaz,  y muy grave, porque se establece control en diferido de las conciencias. Un sistema normalizador de la cultura opresiva y la desigualdad.

Reproduce la iglesia modelos que naturalizan una relación de exclusión y de privilegio; las normas que restringen áreas de libertad contribuyen a desarrollar personas manipulables, y a-responsables, sin aspiraciones a una vida mejor para todos y desinteresadas por ello. Personas que no escuchan y no se escuchan. Todo ello  secuestra la libertad interior y es muy difícil entrañar una experiencia religiosa, y/o espiritual.

No son pocos  los conceptos que usa la iglesia nada tienen que ver con el seguimiento de Jesús  sino con sus muchos privilegios y luchas de poder y su abuso espiritual y de conciencia.

A fuerza de liturgias, solemnidades y otras actividades piadosas y cumplimientos han despersonalizado la experiencia cristiana. La abundancia de normativas  y preceptos  produce un modelado que acota las posibilidades del Espíritu porque cierran la mente y el corazón en torno a la norma. Una moral tan normativa convierte a la gente en justiciera y se separa al mismo tiempo el corazón de la justicia.

Los Sumos sacerdotes se habían rodeado de una areola de intérpretes del designio divino y mediadores de Dios, cuando Jesús invitaba e invita a beber directamente de él: ”quien tenga sed que acuda a mí y beba”. Jesús denuncia en su tiempo la explotación ejercida por sus dirigentes que optaban por sus propios intereses  en contra de la gente del pueblo Jn (8 ,23) Jesús llama a sus discípulos a no ser cómplices  de la injusticia y de la opresión que suponía todo esto. El seguimiento de Jesús está fuera de la perversidad religiosa y propone en su paso por el mundo romper esta dinámica de injusticia y opresión, es decir, “promueve el paso del sometimiento y sumisión a la libertad” Jn 8,36.El Dios al que adora Jesús está a favor del hombre en oposición al que adora el sistema religioso .Cristo combatió con denuedo el ejercicio del poder religioso,

 “El espíritu sopla hacia dónde quiere” había dicho Jesús a Nicodemo. Ninguna Ley, doctrina ,derecho canónico te lo va a decodificar, requiere  escucha atenta y, autonomía personal. Los laicos carecemos de ella dentro de la iglesia. Se da la paradoja que vivimos en una religión que  cree en un Dios personal y, facilita una práctica bastante despersonalizada. Cristo ha dejado de estar vivo en nosotros. Dejamos de ser memoria viva de Él en el mundo, porque no lo hemos entrañado. El documento canónico que leen los curas en la toma de posesión de las parroquias es prueba del ninguneo que sufrimos. Juran “ser fieles al Obispo y a las leyes de la iglesia contenidas en el derecho canónico”. Es literal, ni una alusión en todo el documento a Jesucristo, ni a su evangelio, ni al “pueblo fiel” que estamos presentes, y a quienes “dicen” que van a “servir”. Creo que esto resume bastante bien lo que estoy diciendo y mi doloroso dudar. El elitismo excluyente y exclusivo se ha impuesto en nuestra iglesia, aunque revestido siempre de maneras sedosas. Los laicos no somos nada para ellos. El caso de las víctimas de la pederastia es un ejemplo  Nos han a- ti- borrado de catecismos  y nos hemos borrado en ellos.

Una fe asimilada a ritos, costumbres actos de piedad, y limosnas no  transforma en nada o casi en nada la vida, porque el proceso del espíritu es íntimo y exige una respuesta personal. El clericalismo ha mediatizado la experiencia de Dios y el resultado es bastante negativo: La gente se aleja de la iglesia y de Dios, pero no es culpa nuestra. Dice Thomas Merton ”El propósito principal de toda liturgia, de la  oración es conducirnos a esa percepción de su presencia y unión con nosotros y conducirnos a nuestro yo más profundo que es Cristo“. Se ha reducido nuestra experiencia de Dios y de la iglesia  al cumplimiento.

No vamos solos a Dios cuando oramos, ni Dios nos devuelve a la individualidad, nos devuelve al mundo; nuestra responsabilidad es la de caminar juntos a una vida mejor para todos. No podemos ir solos pero en la liturgia no estamos más  juntos, y estamos muy sordos. ¿No será que la liturgia que hacemos en la iglesia es un discurso monologado más individualista que si  estuviéramos solos? Los discursos monologados pierden la humanidad del otro. Estamos en el filo de la navaja cuando desvelamos lo que nos enfrenta, y no, lo que nos acoge. La verdad del otro también nos acoge. El clero ha vivido y vive un monólogo excluyente. Vivimos tiempos de inclemencia. El cardenal Cañizares acaba de decir que “el que es comunista no puede ser católico” y el Salmo 110,6 dice: “Crea fraternidad entre las naciones”

 “El viento sopla hacia donde quiere” dijo Jesús, y no dónde diga Cañizares. Pagola acaba de decir “Jesús es de todos, no sólo de los cristianos, su vida y su mensaje son patrimonio de la humanidad” ¡Gracias a Dios!  ”Una vez que Dios entra en la condición humana, todos los seres  humanos nos convertimos potencialmente divinos” Thomas Merton! Alabado sea el Señor

¿Quién de los jefes le sigue? Este es el argumento de autoridad e invalidación  de las experiencias de los guardias, de las distintas voces, en concreto la de Jesús. Si los jefes no le siguen, lo que dice Jesús no vale nada. Sembrar dudas sobre las opiniones y las posturas diferentes es una práctica muy extendida entre quienes quieren que su opinión o su verdad prevalezcan. Las voces de los laicos desaparecen en las voces del clero y la vida consagrada. El poder que anula y somete está muy lejos del evangelio. ”El único poder legítimo del ser humano  es el de poder dirigir hacia el bien  su atención y su amor” S. Weil.

Igual que el acosador, la prepotencia institucionalizada pretende apagar todas las lámparas que tienes encendidas. Desacreditar tu propia experiencia (simplemente no teniéndola en cuenta) te enseñan a fundirte y decir Amén. Se persigue al que es distinto porque contradice la Ley de fusión.  Fusión que  casi siempre la disfrazan de unidad, de comunión, de ser gente de orden. La violencia no cabe en el plan de Dios, aunque  esta sea con voz suave. No se ve despotismos en la iglesia porque se han pulido mucho los modales y por nuestra ceguera reverencial que hemos adquirido, pero se permea su prepotencia y poder en sus actos y pronunciamientos. Invisibilizar el daño, ignorándolo, o minimizándolo ,es invisibilizar la violencia y proteger al violento.

Es tiempo de escucha que no de silencio; la sociedad está interpelando a la iglesia, y no se deja, ella echa barro sobre las preguntas, sobre las interpelaciones. Ellos dicen que sólo anuncian la buena noticia y se olvidan de que la noticia anunciada condiciona la vida del testigo; ellos no son ejemplares precisamente.

¡NO escucharon a los guardias! ¡NO escucharon a Jesús! y por ello le dieron muerte. Ese no escuchar nos mete en un mundo negro que termina con la muerte de Dios.

Por último, el insulto es una forma deslegitimar, hay muchas formas de insultar, también  de forma sutil, como lo hicieron los sumos sacerdotes  y fariseos ¿También vosotros os habéis dejado embaucar?  Insultaban a Jesús diciendo que era un timador. Recientemente lo hemos visto en nuestro país con el Papa Francisco  y el encuentro con la Vicepresidenta Yolanda Díaz. Católicos de alto standing, que siempre han tenido la religión católica como de su propiedad, muy incensados por muchos de nuestros obispos , publicaban una foto de ambos y la  titulaban  “Cumbre comunista“ utilizando comunista,  como insulto. Título de foto que sólo pretende desprestigiar y desgastar al Papa  Francisco para  que los buenos creyentes que han visto en él florecer su esperanza terminen por apagarla. Buscaban también deslegitimar al Papa Francisco  para que no sea el referente moral que es hoy para el mundo. ¡Comunista! muchas personas católicas lo utilizan como un gran insulto y se retratan en ello  todas las aberraciones de la iglesia. El insulto y las vejaciones despersonalizan y de ahí a que sea un blanco de las iras no hay más que un paso. Se aplasta la verdad y, sin verdad no crece Dios. Han querido que se le vea al Papa como un comunista, es decir “malo” y los fariseos y la casta sacerdotal en este pasaje quieren que se vea a Jesús como un ”timador”, un falsario. Los mecanismos y las formas son los mismos. Nada nuevo, ya estaba escrito en este pasaje.

“Reconcilia pueblos, siembra vida, extiende la dignidad a lo ancho de la tierra, bebe de las fuentes de la vida /y sigue valiente en tu tarea” Salmo 110-6,7.El enviado de Dios no puede ponerse, sino del lado de la vida y de quien la defiende, del que trabaja contra cualquier clase de abuso que le robe al ser humano dignidad y libertad, es lo que dice este Salmo. . Es lo que hace el papa Francisco, y la buena gente que quiere que el mundo sea un lugar mejor para vivir

Vivimos tiempos muy sombríos. Pero No quiere decir esto que Él no  está aquí con nosotros.

 Ilustración:

Rogier van der Weyden (Flemish 1903-1905) Descent from the Cross (Ca-1435)

Museo del Prado, Madrid, Spain..

 

[i] Cuando los guardias volvieron , los sumos sacerdotes y lo fariseos les preguntaron:

¿Por qué no lo han traído?

Ellos contestaron:

– Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre.

Replicaron los fariseos:

– ¿También  vosotros estáis embaucados? Quien de los jefes o de los fariseos ha creído en él? Sólo esa maldita gente, que no conoce la ley.

Nicodemo, uno de ellos, que había acudido a Jesús en otra ocasión, les dijo:

– ¿Acaso nuestra ley condena a alguien sin haberlo oído antes y haber comprobado lo que ha hecho?

Le contestaron:-¿también tú eres galileo? Estudia y verás que de Gallea no salen profetas.

  • (y cada uno se marchó por su lado)[i]

 

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