“Si Dios así lo quiere”  [i]

 

El título ¡“Si Dios así lo quiere“! está sacado del conmovedor testamento del monje asesinado en el Atlas, el prior Christian Lechergué que en él unía su vida y amistad con el hombre que le iba a matar. El monje junto a sus compañeros fueron declarados como mártires del amor, víctimas de la intolerancia; experiencia que he tenido presente continuamente en este pasaje porque en él a Jesús también querían apresarlo y matarlo otros intolerantes religiosos, y al igual que los asesinos de los monjes, en nombre de las Leyes de sus Dios. También lo he elegido como título porque me alcanzó profundamente el amor que llevaba dentro, la luz  y el fuego que  ardía en el corazón de este ser humano y me preguntaba en el pasaje y me lo sigo preguntando:

¿Qué llevaban dentro los guardias qué fuego les movilizó para hacer esa afirmación, esa revelación de Jesús ante sus prepotentes jefes? ¿Qué se llevaron en su corazón? Porque proclamaron que era una auténtica novedad es decir que ellos no la habían tenido nunca, y sin embargo fue profundamente significativo para ellos. ”Jamás hombre alguno ha hablado como Él” Así nos puede suceder a nosotros. Sólo hay que escucharle a Él

No eran los guardias voz autorizada según sus leyes y costumbres, eran el brazo de la ley, pero se convirtieron en voz que proclamó la novedad y la fuerza de Jesús, que como vamos leyendo este evangelio cambia el miedo y el sometimiento en libertad, cambia la ignorancia por entendimiento, se empodera la voz y se dejan mover por el viento del espíritu. Escucharon al Espíritu. Se llenan los guardias de autoridad con la palabra de Dios porque Jesús es eso, es la palabra de Dios. ”Jamás hombre alguno ha hablado como Él” y es así porque él es la primera palabra. Su experiencia de fe les convierte en anuncio, y para mí en memoria viva de la presencia de Dios que hoy nos alcanza, memoria que hoy nos vivifica. Es palabra de Dios, la experiencia que crea. Es la promesa de Jesús a sus seguidores: ”No os quedáis  solos”.  La espiritualidad cristiana es profética no sólo de cara a la vida de los otros, sino que es movimiento profético, y también nos transforma a nosotros. No se puede separar el anuncio de la denuncia. Jesús trae siempre novedad, sorpresa, es pregunta continua sobre tu vida y anuncio de fertilidad en ella, es anuncio y profecía, y esto se nos olvida.

 

¿Qué es escuchar al espíritu? Es necesario aprenderlo porque ése es al camino que nos marcó Jesús, para encontrarnos a Dios y con los seres humanos.  El que marcó a Nicodemo. “Hay que nacer de nuevo”

 

Recuerdo el testamento que escribió el prior del convento del Atlas,  Christian Lechergué, asesinado en Argelia, una frase que me impresionó profundamente; la escribía ante su posible asesinato. ”Si Dios así lo quiere” Me impresionó mucho porque la utilizamos de forma cotidiana “si Dios quiere”, pero la sentí de forma distinta. “Si Dios así lo quiere”. Un saberse en manos de Dios, un vivirse vitalmente en sus manos. No me sonó a una hueca repetición piadosa o automática. Estaba llena de vida  y se desbordó en mí con todo el amor que llevaba dentro. Saber que Dios te da la vida cada día, que no es tuya, que es para ti, como afirmaba Theilar te sitúa de forma distinta ante la propia vida.  ¡Qué misterio! Sentir que Dios dispone la vida para ti. No hay en ello un sometimiento a una voluntad sino la experiencia de una expansión de Dios en tu vida. La sobreabundancia de Dios: Expansión de Dios en el mundo como autor de la vida. Una alabanza profunda al autor de la vida. Describía en el testamento un estado personal de gratitud y alabanza profunda por la vida. De absoluta disponibilidad de escucha y de amor y fraternidad con aquel que le iba a matar. !Qué Misterio!

¿Qué es nacer de nuevo? Escuchar al Espíritu en lo que creías que era sólo viento.

¿Qué es escuchar al espíritu? Es escuchar al amor, como los Monjes del Atlas asesinados. Se han referido a estos mártires como teólogos de la claridad (transparencia) porque dejaban transparentar en su vida el amor de Dios.

En el testamento el monje abrazaba al que le iba a matar, al igual que Jesús que une la suerte del condenado (el buen ladrón) a la suya, muere rompiendo el último prejuicio: que “los malos” son rechazados por Dios y que no tienen derecho a su amistad:  ”Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Por lo que el signo de que está con nosotros es la amistad. La amistad que a día de hoy hemos hecho saltar por los aires en la sociedad, y en la iglesia no faltan los que quieren que se muera el Papa. Me conmocionó Christian profundamente y hace que resuene en mi de manera que me conmueve y me prepara una y otra vez para escuchar a Jesús en sus últimas palabras y aprender de sus últimas enseñanzas en las que nos dio la amistad para amarnos, y los cuidados para paliar la soledad y ser interpelados por el sufrimiento y la desventura humana porque así empezamos a ser humanos; ello me ayuda a dejarme alcanzar por Él. Sabiendo lo terrible y fría que es la vida que hoy vivimos son muy evocadores para mi hoy unos versos e Atahualpa Yupanqui: ”A la noche la hizo Dios para que el hombre la gane”

 

Tenemos que curar las palabras que utilizamos para hablar de Dios y su Misterio. Con el tiempo las palabras se recargan de emociones positivas o negativas que terminan por no ser significantes. En el rosario de repeticiones sin sentido y sin respeto se vacían de su espíritu, y sobre todo porque no las hemos entrañado, nos las han dado como una píldora que se traga y así cuando decimos que Dios es… la palabra que usamos lo mismo vale para un roto que para un descosido

El tiempo y las circunstancias les otorgan un significado según donde y como vivamos. Es necesario liberar las palabras y los conceptos de la costumbre porque las hace estériles. Las palabras que se sacan de la experiencia de la vida se mueren. Yo estoy agradecida de todas formas  profundamente por aquello que mi en mi infancia fue una siembra ciega en la que han crecido hermosas flores. Por ejemplo la devoción a la Virgen del Espinar, en mi pueblo. El mejor modo de comprender la fe es vivir su experiencia. Y la experiencia de la fe, la escuchas en lo que vas viviendo y a su vez se hace guía en la medida que crece al hilo del viento del Espíritu. Si quieres tejer la esperanza la tienes que escuchar en las experiencias de cada día. Diversos factores de la existencia se engarzan armónicamente  sin exclusión de ninguno de ellos,  y hoy elevan en mí una oración a Dios de gratitud que al mismo tiempo que me libera, me conduce.

La oración ayuda a entrañar la experiencia de Dios y la propia, pero sólo si se hace desde la vida y con la vida, recogiendo el acontecer de los días, lo que te hiere, lo que alegra, lo que te inspira, lo que amas, por banal que creamos que sea; si es nuestro, no es banal, y significa una puntada en el tejido de vida que estamos hilando con Dios, y si profundizamos veremos que es más significativo de lo que pensábamos. Así se va enhebrando en la aguja precaria el hilo de la esperanza.

“Jamás hombre alguno ha hablado como Él de esta exclamación ante los jefes y fariseos deduzco todo lo que se había movido en estos guardias en ese encuentro con Jesús, en esa escucha. Y si pienso en la oración como encuentro y escucha de la Palabra de Jesús; la oración es una unión con Cristo que transforma, donde había oscuridad empieza a haber luz; dónde había rigidez empieza a haber disponibilidad; donde había impotencia y sometimiento empieza la libertad; donde la voz estaba atada se desanuda; donde el amor estaba roto, herido, escondido,  empieza a dar pasos para sanar; dónde imperaba la superficialidad se despierta la fe; dónde había pasividad crece la iniciativa: donde estaba varada la vida y el silencio seco, brota la alabanza. Toda esta relación termina por florecer en el corazón, y en el corazón del universo “Jamás hombre alguno ha hablado como Él

El encuentro con Jesús en el evangelio es una siembra de tu vida y tu palabra, es una siembra dialogada. Un dialogo entre cielo y tierra. Lo que siembras es tu semilla.

El evangelio de Jesús nos cambia nuestros marcos mentales y ello facilita que entendamos nuestra vida, la conozcamos e iluminemos. Es lámpara para nuestros pasos. El cambio del corazón es obra del Espíritu, con el que Jesús se entrega en cada encuentro.

Dios no nos pone un catecismo en la mano, como Jesús no le dio una ley  ni normas a Nicodemo; se hace presente, pasa a través de nosotros, como dejaron reflejado con sus vidas los monjes del Atlas que decían de ellos que se les transparentaba el amor de Dios.

Cualquiera que se esfuerce lo más que pueda por mejorar el mundo,  ya ha comenzado según su modo propio al seguir Jesús, porque el amor le mueve. En este evangelio se estaba jugando un sistema de vida que habían puesto  en  pie unas élites sociales culturales y religiosas arropadas con el manto de la ley de Dios, y una religión a la que Jesús se enfrentó  avisándoles que no pertenecían al Reino de Dios. Exactamente igual que hoy, estamos como cristianos y como sociedad en un punto álgido y crucial teniendo que romper con el lastre que ha oscurecido e ignorado el evangelio, y en la sociedad salir del fango de la mentira, las Fake news, el odio la intransigencia, la multicodicia  la estulticia y  la rapiña, y la falta de sueños de un mundo nuevo.

La puerta de Dios es la oración. A veces nos acercamos a la oración como una rutina bien dispuesta  y no nos moviliza nada. Es  en el ahora donde el amor respira, y lo asfixiamos repitiendo palabras sin conciencia de ellas. Santa Teresa decía que dentro, en nuestro más profundo centro, albergamos un tesoro. Tenemos dentro el amor  más grande que podamos comprender y lo pasamos de forma inadvertida. La oración que debería dirigirnos a nuestro yo más profundo, y allí encontrarnos con Cristo, sólo nos sirve con demasiada frecuencia para cumplir  y repetir  palabras de las que hemos olvidado su  auténtico sentido.

Los fariseos eran el grupo que esperaba la perfección personal a través de la ley. Pero Jesús les habló de otra experiencia distinta a la perfección. Nicodemo que era un hombre honesto conforme a su ley y sin embargo  ello no le servía en el nuevo camino que tendría que emprender con Jesús. No es suficiente ser honestos. El descubrimiento de Jesús requiere un plus.

Jesús frente a la Ley, él trae una experiencia vital. Él es esa experiencia vital, Jesús le ofrecía un comienzo nuevo que desarrolla la capacidad de amar, y esto produce una libertad que orienta y sostiene la vida. En su religión, hecha de normas y cumplimientos no comprenden al que vive movido por el espíritu y andan ciegos al corazón. Hoy se promueve mucho el odio, por eso hoy hay tanta oscuridad.

El amor es un potente motor de la vida y es luz que la ilumina. Jesús te lleva a la comunión con el mundo, y eso no es un conjunto de ideas sobre la comunión, es recibir del mundo su amor.

Nos dicen, algún que otro falso profeta, que hemos aparcado a Dios, y otros más atolondrados, más estulticia y con peores intenciones dicen: “Que se ha prohibido a Dios  en España”. Tenemos apagada la luz de la fe por tantas cosas con las que la hemos rodeado, la hemos secado;  cosas ofrecidas por la propia iglesia, con obligaciones rutinarias, en vez de escuchar la fe de Jesucristo  y dejar que se derrame en nosotros y nos hable de la vida, que labre en nosotros su experiencia. La vida espiritual para un cristiano es la vida de Cristo viviendo en nosotros. El catecismo ni es lo principal, ni lo primordial, y menos las ocurrencias de  obispos y cardenales que muchos llevan siempre su yo en un estandarte, presidiendo, colocándose aunque no lo pretendan ante Dios y el mundo !es el evangelio! ¡es la vida de Jesús! la que nos da y mantiene la fe. Cristo llena nuestra humanidad con la misma vida de Dios  “Quien tenga sed que acuda a mí  a beber”.  Nacer de nuevo, recibiendo la existencia de quien es la existencia. Dios planta nuestra semilla. Él es quien la hace crecer si nosotros le dejamos. Necesita de nosotros, nuestra respuesta personal, que no personalizada. Nos ofrece una identidad nueva: Soy alguien amada por Cristo. Cuando comprendamos esto, estaremos muy cerca de Él.

El viento sopla…. oír, escuchar, estar atentos, no poder controlar, no encasillar. Un desafío al cristiano hoy es llevar a Emmanuel, al Dios con nosotros al corazón del odio que se extiende entre nosotros, no a pelear porque aprueben leyes que se conformen con nuestra doctrina, sino iluminar la vida. «Te aseguro que si no naces de nuevo» ¿Cambiar de matriz? ¡Cambiar de matriz! Nacer de Dios del amor que es Dios. Nacer de nuevo y que se conmueva tanto nuestro espíritu y nuestro corazón, que podamos exclamar gozosos:  ”Jamás hombre alguno ha hablado como Él”.

Donde haya una brizna de amor, quedarse ahí y criar.

Donde haya una chispa de luz ,quedarse ahí y avivarla.

Donde haya un hilo de voz verdadera, quedarse allí y escucharla.

Donde haya un resplandor de libertad, quedarse él y ensancharlo.

“Me enseñas un camino de vida, siento un gozo entrañable” Sal 16,9

“Oyes su rumor. Así sucede con el que ha nacido del Espíritu”: ¡lleva un rumor dentro del alma! ¡Oyes!  No le apresas, no te quedas con él. Déjale correr, que siga, no puedes apropiarte de nada. Sólo dejarte visitar y envolver por su rumor…. «Si Dios así lo quiere».

 

[i] Cuando los guardias volvieron, los sumos sacerdotes y lo fariseos les preguntaron: ¿Por qué no lo han traído?  Ellos contestaron: – Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre.

Replicaron los fariseos: – ¿También vosotros estáis embaucados? ¿Quién   de los jefes o de los fariseos ha creído en él? Sólo esa maldita gente, que no conoce la ley. Nicodemo, uno de ellos, que había acudido a Jesús en otra ocasión, les dijo: – ¿Acaso nuestra ley condena a alguien sin haberlo oído antes y haber comprobado lo que ha hecho? Le contestaron: ¿también tú eres galileo? Estudia y verás que de Gallea no salen profetas. (y cada uno se marchó por su lado) 

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