A veces los principios son un disfraz

“Acaso nuestra Ley permite condenar a un hombre sin haberle oído antes  y haber comprobado lo que ha hecho” Del evangelio de Jn 7,45-53   [i]

 

Nuestra fascinación por el poder y el dominio es grande ¿Por qué tanta gente sigue y es fiel a las elites que les oprimen como ocurrió con las que mataron a Jesús? me preguntaba en el primer día que escribía sobre este pasaje ¿Por qué tanta gente de principios se pierde?  Los vínculos interiores  con el poder y los privilegios son muy fuertes, también con  las élites sagradas y no sagradas,   es preciso conocerlos para desactivarlos  y para que no sean quienes nos gobiernen la vida, para que no sean nuestra  coartada del mal vivir, nuestra cobardía. La honorabilidad  puede ser una coartada para escondernos de nuestros mediocres principios. Quien dice principios, dice imagen, cargo que ostentas, respetabilidad…

No fue a dejarse enseñar, fue a reforzar su creencia. Jn 3,1-21 Que sepas  escuchar  el evangelio depende del corazón que lleves a  su lectura. Maestro de la Ley, Nicodemo, que no conoce las leyes de la vida, que no sabe cómo se mueve  su corazón y por qué suspira, que no sabe  dónde se dirigen y cuáles son sus verdaderos  intereses, ni a qué está atado. A veces los “principios” son un disfraz, ni tan siquiera sabemos que le tenemos, por lo que supone una dificultad para discernir lo que fluye de nosotros, nuestra  verdadera realidad. Sus efectos secundarios son mudez del alma, ceguera a la vida y sordera al Espíritu.

Nicodemo  era un fariseo. Fue de noche, buscaba perfeccionar la tradición de la Ley y, Jesús abolirla. Dos intereses contrapuestos. Quería moldear el dinamismo del Reino según sus intereses de “clase” de “élite “de “tradición” de mentalidad. Una unión ilusoria a Jesús  imposible. Porque el poder de clase, de élite, religioso, doctrinal fue lo que Jesús denostó. Nicodemo lo que quería era un reciclaje y Jesús le propuso  una experiencia de vida: Escuchar al Espíritu en vez de la seguridad de la Ley.

 

“Como busca la cierva corrientes de agua así mi alma te busca a ti mi Dios” Así  me imaginé a Nicodemo buscando  a Jesús de noche para conocerle y hablar con Él, pero lo que salió del encuentro se esfumó en la primera oportunidad que tuvo de probar  cuán verdadero era el interés por Jesús. Nicodemo dejó los ojos de Jesús en el dintel de su alma.

Este evangelio “Actitud de los dirigentes” Jn7, 45-53 nos habla de la fuerza que tienen las ambiciones  para derribar tus principios, tus creencias. Nos habla de cuán escondidas y disfrazado está lo que tememos perder o lo que queremos ganar, y aquello por lo que suspiramos verdaderamente. Nos habla de un hombre, que tal vez, sin tener miedo a enfrentarse,  no se atreve a testimoniar su encuentro con Jesús. Nos habla del miedo a perder la relevancia social.

¿Por qué hombres y mujeres de principios se pierden en la primera ocasión que tienen de vivir desde esos principios? ¿Por qué languidece la Iglesia teniendo el tesoro del Evangelio?

Dice el evangelio que: Cuando volvieron los guardias sin apresar a Jesús, los líderes religiosos cayeron sobre ellos afeando la conducta, desacreditándoles, desautorizando y ninguneando a Jesús, afirmando que estaban confundidos pues “sólo le sigue esa maldita gente que no conoce la Ley” Jn7, 49. Nicodemo, aun conociendo el riesgo que corría Jesús, se limitó a  salirse por la tangente diciendo: “Acaso nuestra Ley permite condenar a un hombre sin comprobar antes lo que ha hecho“ Jn7, 51 Intentó buscar un resquicio para meter una defensa sin que se notara mucho pero sin comprometerse en ello. ¿Miedo? ¿A qué? ¿Deshonestidad? ¿Erudición?

Él había estado con Jesús, le conocía, sabía que no sólo le seguían “los malditos” y se lo calló. ¿Trataba de protegerse?

Jesús le había invitado a Nacer de nuevo, le había dicho que ya no era el tiempo de la Ley. Era tiempo de  trasformación, que sólo se produce en el interior del ser humano en un ambiente de libertad interior, sin ningún tipo de ataduras, escuchando al Espíritu. Tiempo también de clarividencia. El tiempo de Dios con todos los seres humanos.  Tiempo de todos, no de unos pocos. Nicodemo quería seguirlo, lo respetaba, posiblemente se sentía seducido por Él. Pero estaba confundido, parece que no quería soltar nada de lo que tenía, de lo que le hacía. El maestro de la Ley era ciego a su corazón. El, tal vez no conocía cuánto necesitaba seguir perteneciendo a esa élite privilegiada, que daría todo, como así lo hizo por seguir en ella. Venía de una experiencia intensa con Jesús, pero qué fácil es derribar los principios cuando no conoces  tus  verdaderas ambiciones.  No sabía Nicodemo cuánto le ataba  el poder y el privilegio de ser un notable, eso le perdió; silenció su experiencia. Igual que los guardias se sintió atraído por Jesús, pero a diferencia de ellos, él no encontró fuerza para decirlo. Tal vez tenía miedo a proclamar, miedo a decir, miedo a decirse. ¡Miedo a cambiar! Posiblemente era un hombre honesto con sus tradiciones y no quería renunciar a ellas. Pero era su momento de empezar a nacer de nuevo, y le faltó determinación, callando, silenciando esta parte de su historia. Callando también se hace mucho daño. Estos silencios del decir y los silencios de las intenciones escondidas acabaron con la muerte de Jesús. También acaban con nuestra muerte espiritual. Los principios son una fuente de poder que te dan honorabilidad, incluso fama, pero  te hacen profundamente vulnerable pues pueden ser sólo un disfraz. A veces, son sólo un manto de seda sicológico y moral para darte a ti mismo y a otros la sensación de que eres bueno, y cuando viene el frio del compromiso buscas abrigo  en el seguidismo…  un disfraz de las ambiciones y deseo de poder. Para seguir a Jesús es importante descubrir si lo llevamos porque si no podemos acabar colaborando a su muerte. Nicodemo llevaba buenas intenciones  pero con las raíces en otro lugar  y Jesús le había dicho que Nacer de nuevo significaba echar raíces en el viento.

¿Queremos nacer de nuevo? El reino de Dios para Jesús está ligado al cambio personal,  a  la madurez humana, independizarse de los marcos mentales de la tradición, de la propia religión y  fuera del impulso de dominación sobre los más débiles que  pulsa en el interior de las personas. Nacer de nuevo  denota una intención y un nuevo comienzo, la anulación del pasado: la anulación de la  acumulación de principios y normas, prácticas de la Ley, dejar atrás una reglamentación de la vida hasta el último suspiro y una  liturgia que se desarrollaba para beneficio de los Sumos Sacerdotes; Jesús había puesto en marcha un proyecto emancipatorio con un horizonte de amor y libertad “do mana la hermosura” dónde pulsa Dios en cada corazón humano. Nada que ver con el legalismo y moralismo y el dominio y poder de aquellos paisanos suyos.

Lo que sugiere la inacción de Nicodemo es que quien permanece en estos moldes mentales, tendrá una idea falsa de lo que significa la Buena Noticia y nunca percibirán en qué consiste la nueva realidad de Jesús. El movimiento emancipatorio de Jesús  tenía como centro el amor, pero el amor de una existencia compartida. El amor de Dios, es la encarnación de Dios en nuestra pobreza, no caben privilegios de nadie. El amor crea la nueva Relación humana. El espíritu es  fuerza divina, no privilegios. Dios es un amor sin fronteras.

 

Nicodemo  era miembro del Sanedrín, un hombre constituido en autoridad, un notable, un hombre que no es cobarde fundamentalmente, aunque siempre busque la noche que lo ampare. El maestro de la Ley quería estar en los dos bandos y eso es bastante difícil -pero muy frecuente- porque termina siempre venciendo el verdadero deseo, no perder poder, quedarte cómo estás, el inmovilismo. Lo vemos mucho  en posturas piadosas, conciliadoras, actitudes de “comunión”, que lo que esconden es una enorme mediocridad y tedio o el miedo a perder  seguridades y certezas, miedo a afrontar la verdad y, la cobardía de verte y de decir quién eres, creer y aparentar que sigues a Jesús y no saber quien fue, ni quien es, cuál fue su mensaje, o no interesarte por ello.

La ambición es la que nos  hace corrompernos, porque la ambición nos debilita la vista y el corazón,  hace que nuestros compromisos se tornen secundarios, aunque nos revistamos de ellos. Cuando desarrollamos un proyecto noble, nos perdemos cuando ponemos por delante del mismo nuestra ambición y los intereses personales  por encima del proyecto. “Es mi oportunidad”, “luego lo compensaré”, “no hay que ser tan estrictos” “hay muchas formas de ver”…. Es el comienzo de nuestra perdición  y de parecernos a los que mataron a Jesús. Toma el mando de nuestra vida  y cuando te das cuenta ya es difícil volver atrás. “Si haces la vista gorda una vez, no podrás volver a ver claro” decía un político honrado, en una serie, algo sabría.

El seguimiento de Jesús es radical, admite la fragilidad, la vulnerabilidad, pero no la mentira, no la falsedad. De noche  en la oscuridad y las sombras fue Nicodemo a ver la luz del mundo y Jesús quiso dar luz a la vida de Nicodemo,  pero no le convenció, aunque la luz no se perdió en él. Al final de su vida fue su inestimable amigo. Nicodemo supo rendirse a la misericordia de Jesús, le dio alas y fue un testigo compasivo y comprometido en el entierro de Jesús. Dice Jn en su primera carta 3,20 ”Aunque nuestro corazón haya fallado y esté abrumada nuestra conciencia, Dios es mayor que todo ello” Esta es nuestra esperanza.

El evangelio hoy sale a nuestro encuentro en todas nuestras búsquedas  y la experiencia del encuentro con Jesús ilumina todas las contradicciones con las que vivimos, nuestros intereses reales, nuestros miedos. Va haciendo luz en nuestra oscuridad. Porque Él es la luz del mundo y nos conduce a vivir en plenitud con Él. El don de Dios que actúa en la raíz de la vida.

Los dirigentes han creado una imagen falsa de Dios Jn 5,37, un dios que excluye, castiga y segrega y esto alcanza hoy a buena parte de la iglesia, por no decir la mayoría. Jesús rechaza el orden injusto porque oprime a la persona, Jesús les llama a sus discípulos a no ser cómplices de la injusticia. Ellos, los notables usan la Ley para perpetuarse en el poder. Me recuerda a la Iglesia reclamando en España libertad religiosa, de conciencia, y nosotros no tenemos libertad en ella. Nuestra fe con frecuencia se reduce a normas y preceptos y marcos mentales muy preocupantes. Así lo veía la mística Dêlbrel.  “La fe que es un bien  que no es nuestro, y  han reducido la fe a una mentalidad”.

¿Acaso nuestras leyes permiten……? Nicodemo se confunde porque atribuye a la Ley toda  la justicia y la justicia es sólo de Dios  y rara vez coincide con la Ley.

El mecanismo del poder y de su abuso sin control ni transparencia funciona siempre de la misma manera. Desacreditación, desautorización  del oponente. Rechazo de la verdad y ceguera hacia sí mismos. El prepotente no quiere escuchar porque no quiere interlocutores. Son impermeables al otro. Los poderosos no perdonan  a nadie y calan muy bien al personal ambicioso. “Estudia y verás, que de galilea no salen profetas, tú también eres galileo” le contestan sus colegas notables, es decir: abandona tu erudición que no tienes nada de qué presumir. Fue la respuesta a la pírrica defensa de Jesús por Nicodemo: “Acaso nuestra Ley permite condenar a un hombre sin escucharle y comprobar los hechos”. No se da cuenta  Nicodemo que en mano de los dirigentes  la Ley es sólo medio de dominio y de venganza. En nombre de la ley crucificaron a Jesús.

El miedo es el mayor enemigo del ser humano. Todos los mecanismos para someter subordinar controlar se basan en el miedo. “No tengáis miedo” Jn 6,20. Jesús sabía que el miedo es un instrumento de opresión y que es opresivo, el miedo al futuro, el miedo a perder, el miedo a ser excluido, el miedo al diferente… ¿Tuvo miedo Nicodemo? No tener miedo no es ser valientes,  sino que no tomemos decisiones desde la cobardía, impedir  que ella se apodere de nuestros actos.

La cobardía es una gran tentación  de los seguidores de Jesús, y también produce ceguera. A nosotros nos desafía la vida como  a Nicodemo y también tenemos mucho que perder

“Nacer de nuevo” requiere que desactivemos los mecanismos de defensa que hemos construido a lo largo de nuestra vida, desembarazarnos de los muros mentales. No se puede reformar la injusticia que ha cristalizado en formas de vida, hay que “Nacer de nuevo” Si algo no soporta Jesús es el sufrimiento humano y la opresión, y Nicodemo formaba parte de esa élite que oprimía. Todas las élites los son. La de la iglesia clerical, también. El Reino de amor, justicia y paz, la fraternidad universal de Jesús permanece profundamente frágil y amenazado  mientras consintamos en nuestro corazón este impulso destructivo a veces invisible de dominación sobre los más débiles. Un Jesús desarrollando un tejido de fraternidad y gratuidad, no podía consentirlo de los dirigentes; por eso le buscaban y le mataron. Nicodemo no escuchó el latido de Jesús y  volvió al engranaje de la ley que era el pilar de su dominio. No supo pensar en abierto, en apertura amorosa, pensar sin privilegios de unos sobre otros. El mundo es de todos, no de unos pocos. “El que está con Cristo es una nueva creación, para lo viejo, todo es nuevo” 2Cor 5-17

Vivimos una época en la que se destruye cada día los tejidos que sostienen el amor; la mediocridad es el plato fuerte de las relaciones, de los diálogos, de los comunicados. Pocos se atreven a amar  porque parece mejor opción esconder el corazón y que no te salpique lo de fuera. La iglesia debería dar un cambio radical, tiene mucho que ofrecer, pero para que otros lo reciban, tiene que perder mucho. No es el moralismo lo que sostendrá la andadura de Jesús. Es la escucha atenta a la vida  y responder con Novedad a los embates de la historia. Para escuchar es preciso soltar todas formas de ambición y de dominio.

¿Qué perdió Nicodemo en el camino después del impacto del encuentro con Jesús? La fe no se hereda, ni crece sola, ni se otorga como si fuera magia, no viene en un kit de supervivencia. Es experiencia personal que demanda respuestas  en la vida. Las oportunidades de nacer de nuevo están desde el comienzo del día, cada encuentro con la realidad es una oportunidad, todo aquello que te sorprende cada día.   ”Las realidades con las que nos encontramos son una cita para creer de nuevo” M.Dêlbrel. Las llamaba “chispas del querer de Dios”. En todo ello está la oportunidad de hacer vivo el evangelio. Hablar y vivir de oídas es la causa de que nuestra relación sea artificial y vacía y no nos comprometa a nada porque la hemos vaciado de todo componente vivencial en el cumplimiento de normas y catecismos y conformarnos a una mentalidad. Los soldados no contaron lo que Jesús decía, contaron la impronta  que la palabra de Jesús habían  dejado en ellos. El cambio que propone Jesús pone patas arriba el sistema de creencias y convicciones de los judíos de su tiempo y esto tuvo que suponer ellos un impacto muy difícil de superar. Es el desafío que nos presenta hoy la vida a los cristianos dentro de la Iglesia y fuera de ella, y más a la propia Iglesia que cada vez tiene menos autoridad para el mundo.

La autoridad viene de la experiencia interior y no de hacerse sitio en la sociedad empujando y no pocas veces desparramando odio y prejuicios. La autoridad se ejerce  siendo creíble lo que decimos, acompañado de nuestra vida, y debe de ser digno de ser recibido por otros. La iglesia sobrelleva muy mal los cambios en la sociedad y cree que la persiguen, y no. Es la organización más privilegiada del país. Para ser creíbles hay que ser honestos con nosotros mismos y con los demás. Para los fariseos, Jesús que se les opone es un impostor. Y el que se deja convencer por Él, se deja engañar. Para la iglesia los que señalan su injusticia “son  sus perseguidores” sin embargo Jesús decía “Me odian porque les digo que su modo de obrar es perverso” Jn 7,7. La libertad  de vida y libertad ante Dios que produce el Espíritu es la única que relativiza los demás vínculos y puede liberarnos de ellos.

¿Cómo fue que Nicodemo  no captara que era todo distinto?

Nicodemo no supo leer apropiadamente la situación cuando llegaron los guardias, ni su propia experiencia, y por ello fue vencido por sus colegas. Los seguidores de Jesús deberíamos aprender a leer la realidad que vivimos, fuera de envoltorios doctrinales, herencias culturales ajenas a la libertad”. Cuanto más claramente leamos la realidad  mejor iremos aprendiendo la vida” decía S.Weil

 

 

En este evangelio nos tenemos que mirar muy mucho para ver cuánto nos parecemos a ellos. Los dirigentes han sustituido a Dios por su poder  y luchan por mantener sus privilegios. No hace falta ocupar un lugar preferente en la sociedad  para hacer todo esto. Desgraciadamente puede formar parte de la vida de cada uno. Mi pregunta en el primer post ¿por qué matan a Jesús tantos hombres que fueron  amados y ayudados  por él? ¿Por qué hombres con principios….. Se deslizan tan fácilmente a una vida corrupta? Me lleva necesariamente a otras  ¿Por qué triunfan  los poderosos aupados por sus víctimas, aquellos sobre los cuales  ejercen su poder  y su dominio? ¿Por qué dejan a Jesús y eligen a Barrabás? Es bueno conocer hasta dónde nos condiciona la opinión de los otros, el servilismo y en qué medida estamos vinculados interiormente  a ellos, dominados por ellos, porque es muy fácil que podamos repetir sus conductas opresoras, dominantes y segregadoras y/o apoyarlas en contra de otros más débiles, haciendo que los diques de las barreras sociales y religiosas supongan una barrera infranqueable para mucha gente “quien aprende a leer las situaciones, aprende las propias obligaciones”. Decía S Weil. La ambición y la sumisión que muchas veces son invisibles pueden arrastrarnos a posiciones que nunca creeríamos que habríamos elegido. Iluminar la vida es lo que nos toca, en estos tiempos sombríos.

Jesús abrió un horizonte para todos los seres humanos, proclamando que es el amor el principio de la sabiduría y el que rige todos los códigos de vida. El único que penetra el significado del hombre El conocimiento que da el amor saca de toda ambigüedad a todo conocimiento y a toda Ley  y da a luz a la sabiduría, Ilumina la vida profundamente. Dice Cristian Le Chergué monje asesinado en Argelia declarado mártir de la intolerancia “Por el amor me he convertido en dador de luz “. En eso estamos

 

La ilustración es una foto de Charles Glatzer

 

 

 

 

[i] Cuando los guardias volvieron , los sumos sacerdotes y lo fariseos les preguntaron:

¿Por qué no lo han traído?

Ellos contestaron:

– Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre.

Replicaron los fariseos:

– ¿También  vosotros estáis embaucados? Quien de los jefes o de los fariseos ha creído en él? Sólo esa maldita gente, que no conoce la ley.

Nicodemo, uno de ellos, que había acudido a Jesús en otra ocasión, les dijo:

– ¿Acaso nuestra ley condena a alguien sin haberlo oído antes y haber comprobado lo que ha hecho?

Le contestaron:-¿también tú eres galileo? Estudia y verás que de Gallea no salen profetas.

  • (y cada uno se marchó por su lado)[i]

 

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