El Dios de la ternura

¿Qué queremos decir con ello?[i]

 

¿Puede uno referirse a un Dios tierno y desarrollar una moral carente de ternura? ¿Puede haber una educación sin amor, sin afectividad, sin placer? “La moral que pulula es un gusto por la propiedad que nos hace impermeables a la gracia” Ch Peguy. Rezando con este evangelio he recordado lo que pensaba este autor de la moral tipo libretas de ahorros y de la propiedad y me ha conectado con el evangelio en curso Juan6,1-15, que es profundamente cósmico y universal y de gran actualidad no sólo por la emergencia del reparto de bienes sino porque en él se habla de dinero .Jesús pregunta por el pan y Felipe contesta con “200 denarios no son suficiente para comprar pan”. Tener dinero es poder afirmar  la propia vida frente al otro, desplegar una vida por encima de la mayoría y con privilegios, y eso nos construye como una sociedad excluyente .Jesús tuvo más de un encontronazo por el tema del dinero  en su vida histórica, no por el dinero en sí, sino por la forma en que se usa. Los mercaderes en el templo es lo más paradigmático. Se dio cuenta en el templo que el dinero era una fuerza que movía al hombre, y los convertía en desiguales, se estaba convirtiendo en parte del  culto y los sumos sacerdotes eran los oficiantes del dinero. El dinero sustituía a lo sagrado. Felipe manifiesta una mentalidad contable poco propicia para la Buena Nueva . El milagro que Jesús realiza en este pasaje es el de convidarnos a vivir con plenitud la íntima dependencia de unos y otros y alimentarnos de la gratuidad de la existencia. El dinero y la circulación monetaria en el templo representaba  un tiempo de dominio y poder sagrado, que no tenía nada que ver con el Dios que anunciaba: el Dios de la ternura.

Jesús confrontó la mentalidad contable de Felipe para entrar en otro mundo posible que es invisible para quien tiene sus ojos en la “libreta de ahorros” o en la cartera,  se pierden la posibilidad de abrirse a la  sorpresa,  a ser reunidos a la luz de la comunión humana como ocurrió en este  milagro  que no entraba en sus cálculos y que no es un cuento más. La sorpresiva presencia del niño  como fuente de riqueza alimentaria apoya esta interpretación, y en este evangelio Jesús enseña que quien  se aleja de los  cálculos y entra en la dinámica de la gratuidad,  tiene como recompensa el encuentro con  la ternura de los hombres, con la ternura de Dios. Vivieron la gratuidad de la experiencia surgida de estar abiertos y recibir confiadamente lo que otros te dan…Vemos en este milagro, personas dispuestas  a tejer al compás de la vida.

Jesús en este milagro nos introduce de lleno  en el misterio de la dependencia y la singularidad y esto nos conecta con la ternura de Dios. “En ese pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras” Isaías 66,2

Este evangelio nos presenta  también a un Jesús que fue un gran maestro y no de ceremonias

Recuerdo la moral y el catecismo,  la moral que yo estudie,  que me dirigía en sentido contrario a este evangelio. Una moral “tipo libreta de ahorros” de “acumular méritos” para el cielo, o a contar primero los pecados y luego esperar la gracia. Creo que la gracia de Dios nos antecede, el bien que hacemos y el mal que evitamos es fruto del encuentro intimo con Dios y no al revés…Nuestra educación cristiana al menos la que yo recibí, y sé que sigue en activo, nada tenía que ver con un Dios tierno que se complacía en nosotros, al contrario se explicaba y se explica que es un Dios al que había que temer, yo me pregunto ¿Se puede amar a un Dios al que se le teme? La educación en el temor y el miedo y para el miedo es un adiestramiento que sólo pretende producir sometimiento, es una violencia que nada tiene que ver con la ternura

Este evangelio es una invitación: a aprender  amar. Implica un alto desarrollo del sentido  ético, ya lo conté en artículos anteriores ¿Pero puede uno referirse a un Dios tierno y desarrollar una moral carente de ternura?

La pedagogía de Dios para con nosotros  es la del amor, es lo que dice S. Juan de la Cruz, cuya fiesta celebramos ayer. El amor que en este evangelio es la síntesis de todos los valores humanos; verdad, bien, belleza alegría, celebración, generosidad…naturaleza. Todos están en los caminos de la educación, pero sobre todo, en la nueva enseñanza de Jesús.

En el amor también está la afectividad y el placer ¿Puede haber una educación sin amor, sin afectividad, sin placer?  El amor es la principal fuerza educativa. “Quien ama crea la belleza, que también es una fuerza educativa y de encuentro con Dios” decía S. Weil y la belleza s sensibilidad que es una condición de la ternura. Ahora oímos mucho en las homilías hablar de la ternura de Dios. Menudo salto conceptual, semántico y de sentido: del Dios temido al Dios tierno. Pero si hablamos de la ternura de Dios  ello nos obliga a educar al ser humano en una nueva ética. ¿Lo han pensado quienes lo anuncian? Posiblemente no, porque se refieren a lado dulzón que nos hace suspirar, en vez de buscar y descubrir en ello  una nueva forma de vivir. El Dios de la ternura, es lo opuesto al Dios del miedo y autoritario y patriarcal porque eso es un Dios violento. La ternura es lo opuesto a la violencia, a la fuerza. La ternura se opone a todo tipo de violencia, una de ellas es la desigualdad. La desigualdad es una grave violencia, que es incolora en la iglesia y muda porque puede  producir heridas muy graves que no se ven, que no se presientes, pero están en la vida de las personas y en la vida de la Iglesia. El clericalismo por ejemplo. También en la sociedad y en la vida corriente. Suele tornarnos impermeables  a la vivencia, que es fundamental para que se desarrolle la ternura, porque   hablar de la ternura implica relaciones, también entrañas, no simplemente sentimentalismo. Pero ¿Cómo articula la ternura de Dios la iglesia  en su pastoral, en sus enseñanzas, en su liturgia?

¿Cómo se enseña y  como se aprende la ternura? La ternura es una relación  afectiva que apela a la sensibilidad de un lenguaje fundamental: el del amor y, la no violencia .Habla de nuestra capacidad de querer,  de acariciar, de dejarnos acariciar  y hay que aprender a ello. Aprender a amar  es aprender la condición humana, es aprender la condición tierna de Dios

¿Es compatible la ternura con la desigualdad radical que se da dentro de la iglesia? La violencia de la desigualdad sea del tipo que sea no permite el desarrollo de condiciones inspirados en la ternura. Hablar de la ternura de Dios, no se trata de replegarnos a climas emocionales, sino a recuperar la fuerza del amor  basada en la justicia social y en la capacidad  de no dejarnos de conmover ante la desdicha, desgracia y el rechazo de tantos seres humanos. “En  ese pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.” profetiza Isaías. La fuerza del amor basada en el reconocimiento, la expresión y concreción  del aprecio, del afecto, de valoración, de confianza  que  son embrión de solidaridad humana y de comunión universal, como enseña Jesús en este evangelio.

Pero ¿se puede hablar de ternura proscribiendo todo lo que significa la afectividad humana  como ha ocurrido con la moral de la Iglesia?

Dice el Arzobispo de Tarragona: “En la iglesia nos hemos preocupado de hablar  más de la moral que de Jesús viviente” No le falta razón, y sigue diciendo “la moral no provoca la generosidad….” Es más provoca un individualismo importante porque produce personas centradas en sí mismas, y en su cumplimiento con la iglesia. Una moral “individualista” no crea fraternidad, ni crea tejido social del Buen vivir, crea personas sometidas y obedientes. Muchas veces se presenta a un Dios como un contable: contando pecados. Sigue la cita del arzobispo: “en cambio la persona  viviente de Jesús si empuja a ir más allá “de esto trata este evangelio. No puedo estar más de acuerdo con él.

Si apelamos a la ternura de Dios no es para arrullarnos o embelesarnos La ternura  está llamando a tocar temas tan significativos como los contextos de violencia en que nos movemos en la sociedad, en la familia, la escuela, y en la propia Iglesia; la legitimación que hacemos  de la deshumanización que vivimos, el blanqueamiento de las violencias verbales y proclamas contra la libertad, los inmigrantes, los homosexuales. ¿Dónde queda la dignidad de la vida?, porque  en todo ello es donde Dios quiere poner sus ojos. Se habla mucho de la dignidad humana, pero sin tocar para nada  cuestiones como la justicia social y la paz, y el bien ser en un mundo tan lleno de violencia, desprecio y desigualdad. Aprender a amar requiere reflexionar sobre lo que estamos entendiendo por persona y como cambia la antropología con el desarrollo de la historia. La ternura tiene que ver con hacer la vida posible para todos, que es el mensaje de este evangelio, tiene que ver con aprender continuamente que eso es vivir, tiene que ver con despertar el amor, que es lo que la hace posible. Sin pan se puede vivir, sin amor no. Un cerebro que no se acaricia no  desarrolla todas sus facultades. Este evangelio es el evangelio del amor de Dios por antonomasia que estalla en medio de una comunidad reunida que quiere aprender a amar a Dios y a amar la vida; y el pan hacia lo alto en manos de Jesús nos anuncia que en tanto que personas somos comunión humana, comunión  con Dios.

¿Cómo articula la ternura de Dios la iglesia en su pastoral y en su doctrina?

Se habla de la ternura de Dios y se obvia qué implicaciones educativas, espirituales, religiosas y doctrinales  tiene, relacionarse con  Dios como un Dios de ternura.

La ternura es un esfuerzo irrenunciable de recuperar el sujeto: “En  ese pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras” Isaías 66, 2  Sujeto en el que en el contexto eclesial se ha asimilado al clero, y en el social, se ha fundido es decir: está desaparecido. El sínodo es un buen momento para plantear todo esto, para construir y resignificar un discurso  que nos permita aprender humanidad, aprender qué implicaciones tiene  vivir la experiencia  de un Dios de ternura y proclamar que nuestro Dios lo es. El Sínodo como la pandemia y postpandemia, intrapandemia es una ocasión para retomar el camino hacia lo sustantivo de la vida de los seres humanos, su esencia que es vivir, vivir como seres en relación no violenta con el resto de los seres humanos, no agresiva con los otros, es decir  sin doctrinas y proclamas excluyentes, vejatorias, una relación  de respeto y convivencia  también con el entorno natural que con tanta significatividad lo concita este evangelio  al mandar “acomodarse en la yerba verde”.

Retomar el evangelio de eso se trata. Joan Planelles arzobispo de Tarragona, en su carta pastoral de presentación a sus  diocesanos les ha dicho además de lo citado sobre el bucle de la iglesia con la moral La persona de Jesús vivo es inagotable Ya se pueden tener años: siempre tiene un secreto  para confiar a quien le busca. La persona de Jesús  es como la montaña, cada vez que te acercas te espera una sorpresa

Esta crisis y la gran crisis de la Iglesia nos tienen que servir como interpelaciones para seguir aprendiendo la condición humana. Todo esto implica un alto desarrollo del sentido ético que apela al reconocimiento de la singularidad humana, al respeto, a la fraternidad y al ágape. Apela a la sensibilidad que tiene mucho que ver con la ternura. Aprender esto, desarrollar esto  en una humanidad conflictiva, en un contexto de negación ética, de negación de la vida como el que vivimos, es un reto, un desafío. Quizá nuestro compromiso.

 

Somos tiernos si nos abrimos al gozo y el dolor de otro, Ser tiernos es una sensibilidad. Ante el poder del dinero, Jesús decide actuar y elige  la fragilidad, que ese es el camino de la comunión humana, la fragilidad de conocer nuestros límites y que todos somos interdependientes. Ser tierno es revertir las pedagogías del temor y del miedo y de control de conciencias  en la que nos hemos educados y para la que nos hemos educado y a la que nos hemos acostumbrado. Una pedagogía en la iglesia de «cumplimiento»,  de “rendir cuentas” a Dios con  un temor profundo al castigo, de acumular méritos. Una moral en la que se ha borrado todo resto de afectividad y sentimiento en ese afán de la iglesia por maldecir al cuerpo. Con un analfabetismo afectivo brutal, fruto de la negación del cuerpo y su sexualidad. Nuestro cuerpo es nuestra lámpara, y Jesús la luz para nuestros pasos

. La ternura es un saber afectivo  y ¿Cómo vamos a ser tiernos  donde casi todo lo afectivo está prohibido, cuando la ternura tiene casi un carácter táctil y que no se la puede alejar del cuerpo ni enclaustrarla en  palabras vacías corteses con apariencia de dulzura? Desconocer  y rechazar las dimensiones fundamentales de lo afectivo es desconocer la vida y la capacidad de vivir. Necesitamos un cambio pero es porque estamos vivos y la vida es eso, aprendizajes y cambios. Una moral abstracta y absolutamente personal y personalista,  en ella hemos naufragado, y lo que necesita  la ternura es sentir con las tripas, sentir con las entrañas. Decía el obispo de Tarragona que “estaban centrados en una moral que no producía generosidad….” Uno de los signos más significativos de la grandeza de Jesús residía  en su generosidad, su capacidad para acercarse a los enfermos y desgraciados sintiéndolos desde sus entrañas, cómo ocurrió en este evangelio con las 5000personas que le seguían..  Si nos atenemos al texto de Isaías esa es la Misericordia de Dios  y no una estampita piadosa, o un disolvente de pecados. La Misericordia es Sabiduría. Hay que rescatar las palabras con las que nombramos a Dios, del claustro en la que las ha encerrado la tradición piadosa, vaciándolas de su auténtico contenido y sabiduría, hiriéndolas profundamente ¡Con cuantos prejuicios las hemos encerrado!

En este evangelio en esta fiesta de la comunión humana, de la comunión universal Jesús enseña que el ágape es gratuito, que en el estado de ágape no hay espacio para el cálculo. La ternura es un horizonte  de convivencia que debe ser alcanzada en la pradera del amor y la generosidad, en la generosidad que echa de menos el obispo de Tarragona y, abandonar el ámbito del dominio  y el control de las conciencias que es la esencia del dinero y la mentalidad que cristaliza en ello, por eso rechaza Jesús  la idea de Felipe de comprar el pan.

La ternura reivindica el sujeto y la acogida cordial de la ternura incluye acoger su singularidad. Yo me pregunto ¿Cómo  es que la iglesia ha promovido las “terapias de regresión Gay”  y se ha atrevido a afirmar que cura la homosexualidad, por tanto, indexarla como enfermedad?… Todas las formas de violencia tienen en común  la intolerancia frente a la diferencia .Una iglesia que en su doctrina y en su pastoral desconoce las dimensiones fundamentales de lo afectivo o las niega ¿De qué habla cuando dice que nuestro Dios es un dios de ternura? ¿Sabe lo que dice? ¿Se lo cree? Están lejos  de tener una visión del mundo  donde quepan todos, (al menos aquí en España )  como propone este pasaje evangélico, ese es el milagro que narra. Toda la humanidad sentada en una pradera de abundante yerba verde. Hay obispos en España que proclaman verdades como camisas de fuerza no como caminos de libertad, con significados cerrados y certezas concluyentes y excluyentes. Este evangelio en el que de 5 panes da de comer a 5000  es su antídoto, nos invita a estar abiertos a  y a ampliar nuestro horizonte, nuestra mirada   . La mística es el fin de las certezas y dar el salto al vacío,  al Misterio, confiados en el Dios  que proclama en esta cita  Isaías, el Dios que nos acaricia con sus ojos y no en el Dios que nos agarra, que nos sujeta   

No hay búsqueda sincera que no remueva cimientos  La iglesia debería estar creando campos de sentido dónde fuera fácil  gozarse en lo que narra este evangelio, Jesús pasó su vida abriendo caminos nuevos, no hay profecía en el estancamiento. El Papa Francisco  es un testigo de Jesús, de su evangelio, un verdadero testigo y su profeta, pero, qué pocos le escuchan, ni siquiera le citan en las homilías. La iglesia se ha puesto una camisa de fuerza y ha dejado encerrado en ella un gran tesoro, un tesoro que necesita la humanidad hoy. El arzobispo de Tarragona lo ha dicho con un lenguaje más suave  “la iglesia se ha centrado más en hablar de moral que de Jesús viviente.” Me ha causado una profunda alegría que haya afirmado esto. Llenar de ternura la vida cotidiana  exige una inversión de afectividad muy temida por la iglesia por su obsesión con la sexualidad. La ternura es un esfuerzo irrenunciable de recuperar al sujeto,  las mujeres y los laicos en el contexto de la iglesia estamos borrados. Una ocasión de la restauración de la voz, que no sea monocorde como no lo es la vida humana

. La ternura también se aprende pero nunca jamás de forma individual. Es muy significativo, cada palabra, cada gesto de este evangelio, su contexto y sus silencios, todo absolutamente todo interrelacionado, interconectado, preservando cada individualidad  y singularidad, para asistir al encuentro universal, al ágape, a la fraternidad que propició  Jesús.. Es tiempo de soltar, no de agarrar, es tiempo de acariciar no de aprisionar. La ternura se antepone a la ambición y a los estatus de privilegio. Es tiempo de decir si a la vida, de crear esperanzas, de vivificar los tiempos personales,  de curar heridas visibilizándolas. Es tiempo de aprender. La vida es un continuo aprendizaje, pero  aprender de forma vivencial, con todos los sentidos, no como papagayos. ”Procesos vitales y procesos cognitivos forman una unidad”  dice el pedagogo Hugo Assman. No es casualidad que Jesús enseñara con parábolas sacadas de la vida corriente donde se olía, se gustaba, se tocaba, se saboreaba. . Jesús fue un maestro enseñando a aprender. Sus parábolas son aprendizajes desde el acontecer humano y en todas  se iba desgranando la amistad del Maestro ,la amistad de Dios. Esa amistad gratuita de Jesús, ese amor sin retorno, da fruto en el nivel más hondo. La educación tanto como el aprendizaje tiene que ser experiencial, y con todo el cuerpo,  asunto este muy lejos de la mentalidad de contable.  El aprendizaje de la fe también. No puede haber fe sin experiencia humana, por lo que aprender conceptos y cosas que se convierten en retahíla que tienes que repasar y cumplir, me cuesta pensar que eso desarrolle la fe •Zambrano decía que en educación había que “buscar la raíz que motiven los auténticos asuntos humanos, los cargados de espíritu, porque solo ellos mueven a vivir la razón que vale”

¿Qué queremos decir cuando decimos que nuestro Dios es un Dios de ternura?

Vivir es aprender, Vivir es búsqueda,  Vivir es cambio, crecer, respirar…

! Dios está siempre por escucharse!

 

[i] Juan 6,1-15

Da de comer a cinco mil

                                                                                                              

Después de esto pasó Jesús a la otra orilla del lago de Galilea –el Tiberiades-. Le seguía un gran gentío, pues veían las señales  que hacía con los enfermos. Jesús se retiró a un monte y allí se sentó con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Alzando la vista  y viendo el gentío que acudía a él, Jesús dice a Felipe: -¿Dónde compraremos pan parta que coman éstos? –lo decía para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer-,

Felipe le contestó:

-Doscientos denarios de pan  no bastarían para que a cada uno le tocase un pedazo.

-Uno de los discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dice:

– Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos?

-Jesús le dijo:

-Haced que la gente se siente.

Había hierba abundante en el lugar. Se sentaron. Los varones eran cinco mil. Entonces Jesús tomó  los panes, dio gracias a Dios y los repartió a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados: dándoles todo lo que quisieron. Cuando quedaron satisfechos, dice Jesús a los discípulos:

– Recoged las sobras para que no se desaproveche nada.

Las recogieron y, con  los trozos de los cinco panes de cebada que habían sobrado a los comensales, llenaron doce cestas. Cuando  la gente vio la señal que había hecho, dijeron:

-Éste es el profeta que había de venir al mundo.

Jesús, conociendo que pensaban venir para llevárselo y proclamarlo rey, se retiró de nuevo al monte, él solo.

 

 

 

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