La salud cuesta dinero.

 

Contábamos con el potencial humano de vivir sin enfermedad.  Si no nos tocaba y gozábamos de buena salud, creíamos que era por nuestro propio potencial biológico, y no nos  preocupaba cómo se pagaba y se recuperaba la salud de los otros, incluso se mantenía la nuestra. Creíamos que era gratis la salud, porque en las cuentas que hacíamos no entraban como se pagaba y desconocíamos por ello  cómo se han esquilmado estos últimos años los Sistemas Sanitarios Públicos en todas las Comunidades Autónomas. Paralela a esta despreocupación, tampoco nos ha preocupado el estrés  medio ambiental al que hemos sometido a la Tierra, sus  ecosistemas y que se sabe que ha tenido como consecuencia   la aparición de  virus que se han vuelto patógenos para los humanos, algunos de gran letalidad.  Esto ha estado ocurriendo en África, pero nos pilla muy lejos, y alimentados con nuestra autosuficiencia hemos pensado que a nosotros no nos iba a tocar porque nuestro progreso es ilimitado, y nos provee de todo; y con la inteligencia artificial, nos prevendría de todos los males, eso creíamos. Son cosas tercermundistas, decíamos.  La pandemia del Covid-19 nos ha pillado  con el pie cambiado en todos los sentidos. Y cuando creíamos que éramos todopoderosos, estábamos descalzos.

 

Ha interesado mucho informar casi bombardeándonos con que faltaban test, faltaban mascarillas, faltaban EPIs, nos decían miles de comunicadores,  qué pésima gestión de este Ministerio de Sanidad etc. Y parecían que intentaban convencernos  de este supuesto mal hacer. Y sin embargo, obviaban el hecho de que hace doce años teníamos más recursos sanitarios, más personal, más camas hospitalarias, más UCIs que a día de hoy ¡¡ esto es cierto¡¡ Decidieron desmantelar, o casi desmantelar el sistema público sanitario. Además de los miles de sanitarios médicos y enfermeras que tuvieron que emigrar  en el presupuesto de cualquier CC AA  el porcentaje que se destina para sanidad  es bastante menor que hace doce años, en que se sustrajeron del sistema público sesenta y cinco mil doscientos setenta y cinco millones de euros para el recate bancario. Dinero que no ha sido revertido, y redujeron a la mínima expresión los servicios epidemiológicos y de Salud Publica ¿Por qué nadie habla de esto? Y aun con todo y eso, se han hecho filigranas y un sobre esfuerzo titánico y generosos del personal  sanitario (todos)  un sobre esfuerzo sin precedentes y sin rencor  a una administración que nos ha estado machacando desde entonces.

Es lamentable que para desprestigiar la labor de coordinación  que está llevando el Ministerio de Sanidad se siembren continuamente dudas intentando convertir en un lodazal todo lo que venga del mismo. Esto es muy peligroso ¡por eso lo hacen¡¡ pero se puede volver contra ellos.  Sobre todo a los que nos hacen daño es a la población  porque cuando se erosiona la credibilidad de quienes nos dirigen lo que se establece es una inseguridad que no es selectiva de la política sino que es un sentimiento difuso de peligro y amenaza que nos destroza a todos y cada uno. Agitar las emociones anula la sensatez, y nos hace muy vulnerables. Tal vez busquen eso.

 

Insultan al Dr Simón, coordinador de la pandemia, y como ya no cuela aquello de que no es un buen profesional, se meten con su vestuario y su aspecto físico: más grave aún,  cuando dicen que nos está mintiendo.

Voy a explicar algo. La pandemia del Covd-19 como todas las pandemias, en su conjunto podemos entenderla como un organismo vivo, que hay que conocer y estudiar para poder controlarlo hoy, y sobre todo, para que no golpee mañana. Cuando el Dr Simón nos habla de tasas, de mortalidad, de letalidad etc. y está dando números exactos,  si faltan sujetos a esa cifra, no está mintiendo informativamente, epidemiológicamente,  porque está explicando  una tendencia, es decir, como se comporta la pandemia  en su conjunto, con el fin de informarnos cómo se puede atajar, y cómo funcionan las medidas que se adoptan; al mismo tiempo que está dando información de cómo evoluciona el problema a nivel individual.

Aún tendrá que llegar las confirmaciones vía  test de los fallecidos  cuyo Diagnostico está pendiente de confirmar. Lo que desconozco es si ya están declarados como tales por las CCAA, por lo cual no debería sumarse.

En cada dato que se suministra hay una tragedia detrás, un dolor, un quebranto, que es lo que se quiere evitar.  Esto es lo que importa. Los criterios cambian  según avanza la pandemia porque se conoce más sobre su comportamiento y porque necesitan en cada momento fotos distintas para definir pautas de intervención. Se va buscando la metodología más eficaz para mejor retratar  la realidad en base a dar soluciones. Esto está establecido en la propia metodología de investigación epidemiológica. Si lo comparamos con una cámara fotográfica, hemos empezado haciendo fotos con una cámara simple y ahora necesitamos una réflex, con la dificultad añadida de que se ha tenido que ir creando la cámara réflex al mismo tiempo que la pandemia. No es que cambien de opinión continuamente, sino porque en cada momento se van modificando las necesidades informativas y aparecen datos nuevos. Por ejemplo ahora necesitan un sistema de reacción rápida de los servicios epidemiológicos para garantizar el seguimiento con una detección precoz del caso. (Que así se llama cada infectado y no por falta de respeto) Y esos datos se tienen que reportar de una determinada forma desde los servicios de salud de las 17 Comunidades, y  casi seguro, que con los datos que se aporte, incluso pueda variar algún concepto. ! Es una ciencia! Y tiene su propio método. (Y no voy a entrar  en el detalle de que cada Área de salud tiene un sistema informático diferente de recogida y proceso de datos)   Lo que me llama la atención, tantos años desprestigiando la Epidemiologia y la Salud Pública y ahora cada ciudadano se declara un experto. En este momento del curso de la pandemia, el acento está en la detección precoz de personas infectadas. Honestamente me admira el esfuerzo que hacen.

He oído con mucha frecuencia decir que nos engaña con los números de muertos, El último, el Vicario de mi diócesis. Supongo que él los habrá contado. Se sitúan peligrosamente del lado de los negacionistas, que no nos equivoquemos, no buscan la verdad o esclarecerla, buscan crear un estado de ánimo, un estado emocional donde la inseguridad y la incerteza abran el camino a los dominadores.

Niegan, haciendo creer que se tienen intenciones perversas sobre todos nosotros; falsedades, para embozar sus intenciones o su superficialidad.

 

Los datos no mienten; en lo que se puede mentir es en la interpretación de la realidad,  que es subjetiva, pero no por ello, carente de método propio, ni es menos veraz ni es  menos científica.  Hay un conjunto de indicadores que hacen referencia  a la capacidad  del virus de producir la muerte en los enfermos; es la tasa de letalidad, que es distinta de la mortalidad que con frecuencia los Medios la usan indistintamente. Pero esa tasa de letalidad habla también de la idoneidad de la eficacia del sistema sanitario,  de cómo de adecuados  son los recursos sanitarios. Los que selectivamente ven los  números de muertos y acusan al gobierno, al ministerio de sanidad, de su responsabilidad, y no hacen referencia a los deficitarios recursos asistenciales de las CC AA que son las competentes en materia sanitaria, sinceramente  mienten sobre una realidad y la  están manipulando. Aquí en Segovia, sin ir más lejos, han muerto fuera de su ciudad en hospitales de otras provincias  unas cuantas personas, para desgracia propia y de sus familias, porque no cabían en el Hospital de Segovia o le faltaban camas de UCI. Todo este tiempo anterior a la pandemia, no se ha invertido nada, incluso unos meses antes de aparecer la pandemia, cuando no se conocía nada sobre ella, se cerraron consultorios en Atención Primaria, y la Consejera dijo que no estaba en su proyecto abrir de nuevo el Policlínico. Nos han querido dar una salud de rebajas y han saltado todas sus costuras. Una plataforma de segovianas lleva doce años protestando por el cierre del Hospital Policlínico, (Un hospital Público de media estancia que cerraron con los recortes) y la reducción de  camas hospitalarias, diciendo y mostrando con estudios,  su necesidad,  sin que nadie les haya hecho caso. Destacamos en Segovia en esta pandemia porque estamos  a la cabeza  de los muertos y a la cola de las  camas hospitalarias. El menosprecio de las necesidades sanitarias ha sido mayúsculo, y el menoscabo sufrido  por el sistema sanitario público, grande.  Han sido necesarios varios muertos segovianos en otra ciudad, por COVID19, entre ellos el que fuera Presidente de la Diputación de Segovia, para que todos los grupos políticos prestaran atención a esta demanda, de mayor dotación hospitalaria, emitiendo un comunicado conjunto para que se vuelva a abrir el Policlínico. No puede haber disyuntiva entre salud o dinero. La vida está delante de todo. El primer deber de los gobiernos es proteger la vida. La salud cuesta dinero, pero, para eso  son los impuestos, para salvaguardar nuestra vida. Si los usas para otros cometidos, no están cumpliendo con ese deber  y no están protegiendo nuestro derecho. Mienten, los que dicen que nos mienten con el número de muertos en las comparecencias, quieren que nos fijemos en el dato y no en el contenido. No saben de lo que hablan; y no quieren que el resto nos enteremos de lo que verdaderamente  quieren, quienes  lanzan insinuaciones y medias verdades, que como ya sabemos son la mayor de las mentiras.  Por favor un poquito de sensatez y respeto.  Esta pandemia ha puesto en evidencia nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad y nuestra falta de decencia y moral pública y personal. Los grandes problemas nos desenmascaran nuestras actitudes y nuestra prepotencia.

Creíamos que éramos imbatibles, (toda Europa), subestimando a los otros, y a los peligros, ya vemos cómo se han gastado el dinero en el ejército equivocado. ! Cuánto dinero en armamento! Y los que tienen que combatir el COVID, sin recursos. Contaba en extrema gratitud al personal sanitario, un superviviente, profesor de Historia De El Real Sitio, cómo un médico fabricó un artilugio para que él pudiera respirar, cuando creían que ya estaba muriendo, añadía, que estaba en la cafetería del Hospital y a su lado morían  otros, menos afortunados que él. ¡Si, en la cafetería! Tuvieron que habilitarla para acoger en ella  a todos los que no cabían en ninguna parte .Las camas tuvieron que llegar del desmantelado hospital Policlínico y de un antiguo psiquiátrico. Y ¿todavía quieren que el debate lo tengamos sobre la veracidad de los números?

Si el virus no entiende  de clases sociales ni de fronteras, las consecuencias del virus sí entienden de clases sociales y golpea profundamente a los más débiles económica, social y culturalmente. Esto es muy grave. En el proyecto de salud pública, cada persona cuenta, cada vida cuenta, cada dolor nos pesa,  y porque cuentan  se trabaja de esta forma, que lo hacemos con profesionalidad. No vale todo y no se puede escapar ningún desliz cuando se está jugando la vida y el futuro de tanta gente. Seamos honestos, seamos honrados en lo que decimos y en lo que contamos, y muy prudentes. Hay mucha gente sufriendo mucho y un personal sanitario casi agotado por el estrés y por el trabajo; que no son héroes, son  profesionales cumpliendo honrosamente con su deber, honestos, desarrollando su vocación, dando suelta a su sentir compasivo y cuidador de la vida, sin duda, un ejemplo.

 

Tenemos una gran responsabilidad en no contribuir a lo que decía, hablando de la situación de guerra  de Somalia, un personaje de la novela “Huesos cruzados” del premio Nobel de literatura  Nuruddin Farah, de Somalia: el personaje contestaba a un periodista sobre la situación somalí y explicaba cómo había hecho su riqueza Y cito: “Afrontémoslo: como muchos otros yo he contribuido a la creación de la crisis, para después beneficiarme del desorden: la agitación lo trastorna todo, y hace que la escoria suba hasta los más alto. Estamos disfrutando del caos, libres de ataduras fiscales… la situación ideal para que crezca el capital”.

Oigo cacerolas, y recuerdo otra cita: Convéncete  le decía al periodista este personaje: “no luchan por la libertad, sino por acaparar poder; no luchan por el interés nacional sino por el interés de ellos mismos.”

Y más adelante en la novela, uno de los protagonistas sentenciaba: “este tipo de odio que se genera, desemboca  en que la nación  se asesine a sí misma” Creo que son unas citas bien pertinentes, y evoca muchas de las cosas que estamos viendo y viviendo.

 

La salud cuesta dinero, y nuestras actitudes pueden costar muchas vidas. No seamos cómplices del odio la intolerancia, la intransigencia y la irresponsabilidad que dominan a algunos seres humanos. Aprendamos la actitud de cuidarnos entre todos…Y salvaguardar lo que es de todos.

 

 

 

 

 

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