Los ojos del río

 

Una matriz en el agua,

una poza inmensa y bella

donde trastea mi infancia,

Un sentimiento prendido del río.

Me asomo,  y me abraza el Universo.

 

En lo profundo,

donde las aguas respiran

sonríen las raíces.

Bullen los guijarros

redondos como perlas,

piedras que suenan a vida.

Más hondo,

los ojos de un pez como un diamante.

Media docena de pájaros

están cruzando las aguas

en lo profundo del río,

y se está meciendo el cielo

 

El sol levanta del río

preciosa y dorada seda,

y se dibuja la sierra

con las pequeñas montañas

que llenan de sentimientos

a unos cuantos arbolitos,

dando color a las flores

en sus profundas entrañas.

 

Como un manto de brillantes

cuelgan alto, enredaderas

donde se derrama el sol,

son besos para las aguas.

 

Bella acuarela del río

donde el agua puebla el cielo

con sus peces y sus ranas.

 

Se enciende el río,

su luz alcanza mi rostro

y me meto en el agua de mí misma.

Entro en un gran  manantial

Me asombro:

la dulzura de las cosas

los abundantes colores

y los sonidos armónicos

de la cadencia del río.

 

Veo plantas que se esconden

oscurecen las entradas,

el cieno ocupa  un espacio.

No se ensombrecen las aguas

pues es florida su luz.

 

Dulce calma

de un movimiento infinito.

Dulce mirada del río

fusión del alma.

 

El aire  se va riendo,

los lirios, en la ribera

entre los cantos rodados

y la hileras del agua.

Agua que abre la garganta

por donde canta la vida:

Pintan un paisaje limpio

que picotea la alondra.

 

Más lejos, otra tierra se enmudece

poca planta crece en ella,

por el agua fatigada y distraída:

 

En la otra orilla del río

las manos de las mujeres.

Las manos al sol tendidas.

El agua se lleva penas,

Desgranadas de rodillas.

Como un rezo de trabajo

sus sentimientos colgando

que el río se va llevando.

 

Sigue airosa la corriente

navegando vida,

levantando musgos.

No se aleja silenciosa

su voz choca con las piedras

y con los cantos rodados.

En una alegre armonía

como acorde de guitarra

se aleja cantando el río.

 

Va llevando

su paisaje a su destino,

deslizándose  otra vida.

Mis ojos se lleva el río

con su rostro cristalino.

En él, yo voy navegando

Hasta adentrarme en el mar.

2 comentarios
  1. Javier Cañas
    Javier Cañas Dice:

    Maravillosa Maribel como siempre!! Una descomunal fuerza de la grandeza de la vida!!… Y me pregunto si tal vez, detrás de una gran mujer, existe un humilde y bondadoso hombre! Que besa por donde pisa Maribel!!

    Responder

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