No banalicéis el mal, ni manoseéis la misericordia de Dios

 

 

A propósito de las recomendaciones del Obispo de Plasencia a tenor de la detención de un Párroco en la «operación Botafumeiro» contra la venta de drogas afrodisiaca

Leo con perplejidad unos párrafos que el obispo de Plasencia dirige  a sus fieles sobre el suceso acaecido en la “·operación  botafumeiro” en  la que ha sido detenido en D0n Benito  el cura párroco y su compañero sentimental por “supuestamente venta de drogas afrodisiacas, que se usan  para  tener “sexo químico: un maratón  en la cama”.  Es decir, siempre salvando la presunción de inocencia, se trata de dos camellos y en la casa parroquial. Metidos en un grave problema de Salud Pública.

Se dirige el obispo a los fieles y sacerdotes, consternado por los hechos acaecidos, – y no es para menos – exhortando a la gente para que dejen de juzgar, “que no sean jueces sino médicos que curan” En definitiva diciéndoles que no hablen, que dejen de «rajar». Pero, señor obispo, para curar, en la inmensa mayoría de las enfermedades graves hay que rajar, abrir profundamente y sacar las tripas y el corazón fuera.

En esa petición de no juzgar, no ser jueces, lleva implícito el mensaje de «que es mejor callar». Que guarden silencio ante el mal, es decir que “no rajen”. El silencio que favorece cruelmente la impunidad, y que las cosas sigan pasando, y que se reproduzcan los males.

La Iglesia ante la gravedad del suceso, que no acaba en el hecho de ser unos presuntos camellos que venden drogas en la casa parroquial, manda callar como virtud, y lo refiere como acto de curación y de misericordia, que pide comprensión para el cura, pero no para el  presunto «novio conviviente» que está en prisión preventiva. Este es un seglar que parece no merece la compasión de la Iglesia.

Dice el obispo, según la prensa: “lo sucedido, estoy convencido, no es fruto de la maldad sino consecuencia entre otras de nuestra humana fragilidad”

Entonces, ¿Qué es el mal, señor obispo?

Nos escandaliza el párroco, pero usted nos confunde.  Todos somos frágiles, débiles y vulnerable es cierto; pero según esto, sr Obispo, las casas parroquiales estarían llenas de vendedores de drogas afrodisiacas, y no lo están. Hay muchos  buenos curas en ellas, muy pero que muy buenos.

Entonces,  ¿Qué es el mal sr obispo?

El médico «raja» y abre el cuerpo de par en par si lo precisa, y Ve lo que hay dentro.  Esta «operación botafumeiro» no se realiza únicamente por la prohibición  del tráfico de drogas en sí, sino para prevenir, evitar el gravísimo problema de salud pública que genera, y las víctimas que produce.  “el maratón de sexo en la cama”, con frecuencia creciente, desemboca  en una manada violando a mujeres jóvenes y adolescentes, niños y niñas. Están relacionadas con el alto consumo de pornografía para exaltar el sexo violento. Y esta, es una droga que arrasa para siempre la inocencia de los niños y niñas. Acaso esto ¿no le parece a Ud., señor obispo que sea fruto del mal? ¿Por qué no todos los curas venden drogas Ni todos los hombres violan si todos somos frágiles y vulnerables, que lo somos? Si lo sucedido no es fruto de la maldad, pero produce maldad ¿Cuál es la diferencia?

Sigue el obispo en su comunicado: “No olvidemos que lo que nos define no son nuestros hechos sino la mirada misericordiosa de Dios que perdona, restaura, levanta  y sana”  Nada que objetar, salvo que en esta vida, en esta sociedad el que la hace, la paga, carga con su culpa, y repara a las víctimas. Nada que objetar a la frase si no fuera porque parece una utilización de la Misericordia de Dios para correr un tupido velo sobre el asunto, y una misericordia de Dios, una Misericordia, digamos clerical, solo pedida para el Párroco: “Duele el sufrimiento y las lágrimas de nuestro hermano y su familia”  me conmueve su sufrimiento, el del obispo, pero me interroga como pastor que no duela el sufrimiento del compañero sentimental del párroco,  que está en la cárcel; también tendrá  madre, y también sufrirán.

Sr obispo, no se confunda, el párroco sufre porque le han pillado, si no, no lloraría y seguiría vendiendo drogas, siempre salvaguardando la presunción de inocencia.

Y sigue diciendo el obispo. “Orar por nuestro hermano, al que no podemos dejar de lado, ¡es nuestro hermano¡ y de fortalecer nuestra fraternidad  eclesial”

Una fraternidad de clase, de casta, de élite, clerical. Ni una oración para el novio compañero. ¿El manto de la misericordia de Dios que  quiere echar sobre el párroco no alcanza al compañero sentimental, al que no se refiere a él ninguna vez y es el que está en la cárcel? ¿O piensa que el cura no es responsable, ni culpable, sino que “le ha tentado la Eva de turno”? ¿Quién ha seducido a quién?

Estamos desolados sr, obispo. Yo lo estoy, y me duele profundamente cómo gestionan ustedes la Iglesia: un cura drogando a jóvenes de su parroquia y violándolas, también con drogas; Un cura robando una silla de ruedas a un discapacitado, y vendiéndola en Wallapop; un cura detenido por quebrantar la orden del juez de alejamiento “de su pareja” por maltratarla, convivientes en la casa parroquial; el hacedor de santos de Valencia y canónigo de la Catedral  “muerto practicando sexo” con diversos hombres, al parecer en riesgo de exclusión, según la prensa, realizado en la casa  de los canónigos. Y que además tenía un “picadero”, en la playa, y todo era conocido desde hace bastantes años. Esto ¿usted cree que no es fruto del mal?  ¿Y lo llaman  fragilidad humana? ‘¡Son delitos señor obispo!

Si se prueban las acusaciones  su párroco también será un delincuente ¡Háganselo mirar!, y peguen un volantazo.

Para curar hay que rajar y drenar el pus.

Asisto estupefacta a los debates que se han generado entre ustedes sobre la Fiducia Suplicans para ver hasta cuántos segundos podía durar la bendición de Dios a una pareja gay para “no incurrir en mal o en herejía”! Encendidos debates sobre los segundos! hasta el papa ha sido llamado hereje porque permitía esta bendición, mientras sucede estas cosas en sus diócesis y a ustedes ¿no les causa ningún problema, ninguna cuestión,  ningún interrogante que un cura gay, viviendo supuestamente en concubinato en la casa parroquial alcance la bendición de Dios para todos los files y tenga un valor sacramental, lo que hace dentro de la iglesia?. Dicen que no se puede administrar el sacramento del matrimonio a los gais porque están en pecado mortal, y ¿un cura gay viviendo con su pareja con el mismo pecado que se imputa a los gais pueda realizar y realice sin problemas la actividad sacramental, y todos los sacramentos  que él administre tengan validez para los fieles ante la iglesia, sin merma, ni reproche alguno?

Cuando pasaron a celebrar la plenaria  Señores Obispos había un colectivo de víctimas de la pederastia del clero y sólo uno se paró a hablar con ellas La falta de empatía con las víctimas traduce su  notable soberbia clerical y sagrada :Tan lejos de l0s hombres, tan lejos de Dios.

Sigue el texto “No deja de ser desconcertante el que Dios se quiera servir de manos  que puedan mancharse, las nuestras, las mías”  ¿podrá la iglesia romper el circulo de narcisismo que la engulle.? En el clero alto y bajo abundan  los sacerdotes con una notable inmadurez afectivo sexual, dice la teóloga  que lo ha estudiado Nathalie Sarthou. Las consecuencias de la inmadurez son de largo alcance, una de ellas es el narcisismo, que se agrava en la educación que reciben, al margen del resto de los seres humanos y de las realidades donde han de trabajar, con un elitismo y superioridad moral espiritual y sagrada, que asombra que no sean capaces de verlo. las consecuencias de su inmadurez, su abuso de poder  su capacidad de manipulación caen sobre las víctimas que eligen consciente o inconscientemente entre sus feligreses. La inmadurez en el matrimonio es motivo de nulidad, mientras la inmadurez en el orden sacerdotal no es motivo de nulidad sacramental. para ser sacerdote se puede ser inmaduro ¿Por qué? ¿Quién nos protegerá de ellos? Cuanto antes interioricen que  ustedes son como todos y que no son mejores que nadie, que no son privilegiados a los ojos de Dios, y  antes  resplandecerá el Evangelio de Jesús en la Iglesia.

¿No convendría  preguntarse: Qué se está  haciendo mal? Me gustaría que le conmoviera usted lo que “lloramos” impotentes, al ver este sin sentido  y esta deriva.

Escuche a la gente, que hable; escuche su asombro, su perplejidad, sus preguntas, su rabia, su desilusión…… su miedo, su miedo a dejar sus hijos e hijas en la parroquia. La crítica es un desometimiento reflexivo, altamente saludable. Hablar madura a la gente y también madura su fe y ayuda a discernir; hablar es necesario para explicar y explicarse….. y los malos se lo piensan un poquito, si saben que no van a estar protegidos por la impunidad del silencio.

Las cosas que no se hablan se pudren en el corazón de la gente, y sí, los laicos pensamos y tenemos que ser escuchados y no nos gusta la iglesia que tenemos y no queremos ser meros cumplidores y consumidores de sacramentos.

Señores obispos, no banalicen el mal, es muy grave lo que han hecho, lo que ha hecho supuestamente su Párroco y no me refiero a su condición de gay; no manoseen la misericordia de Dios.

¿Podrá la iglesia romper el cerco del narcisismo clerical que la engulle? Los que destruyen la iglesia están dentro, no busquen el enemigo fuera.

Me uno con este escrito a la campaña de apoyo al Papa Francisco

Maribel Serrano. Doctora en Medicina; especialista en Medicina Interna y en Salud Pública

 Publicado en la sección Opinión en Religión Digital el 4 de marzo de 2024

 

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