La llave está en el camino

 

En un barco de papel

Se escribió mi vida

Corriendo por el agua clara de  una  acequia;

Yo iba en él.

Así broté a las mañanas.

Los verdes prados pintan mis recuerdos,

Se impone su voz

Y con ella

Otros ecos regresan.

Sensación que deseo.

Camino de la ermita, camino de mi vida.

Su olor me transporta

Como aroma bienaventurado de manzanilla,

y me escribe desenredando hebras.

Una prolongación de murmullos muy cálidos,

Con música apaciguada

Me alcanzan hoy con ternura.

De margaritas moras  endrinas y escaramujos

Se tejió mi gusto:

Los pétalos escarlata de la tarde,

Las flores sin nombre de la mañana,

Andando por estrellas de espinas,

La zarzamora…..las violetas

Con la brisa apacible de los álamos,

Con el canto  susurrado de los pájaros

Que ponían voz al viento,

Mi corazón en sus alas:

Como suaves  mariposas

Se abrieron mis ojos.

Un aroma de lirio mojado

Y flor de espino

mojaba el corazón.

Acompañaba el camino

Una luciérnaga empapada entre los árboles,

De sus pechos se alimentaba mi pueblo;

Hermoso río con rumor  alegre,

En los puentes le poblaba el hambre.

Tú has tejido mi sed,

Sacándome de tu lecho

Como gota izada.

Iba a la ermita de la Virgen de mi pueblo

En soledad callada en compañía hermosa.

La llave siempre

estaba  en el camino,

Signo presente

De la Puerta que es María.

Como deseo, como aspiración, como sueño

La llave pasaba de mano en mano

Como una oración,

La fe daba vueltas  conmovida

Entre botones de oro y dientes de león,

Hasta que llegaba a la ermita

Y se posaba

En la Madre de mi pueblo,

La Virgen del Espinar.

 

De luz y silencio se gestó mi oído.

Con tu compañía  Señor, escribí mi gusto

Se escribieron mis emociones,

mi danza, mi canción.

Encontré el sabor de la vida donde hoy brincan garzas y garcetas,

Lo encontré todo en aquel  camino,

Cuando no sabía

Que te buscaba.

El me dejó la llave en mi verde seda.

Estos son mis mimbres,

Hoy son  mi esperanza,

Todo ello me nombra

Y con todo e te hablo

Aún huelo  su aroma bienaventurado

de manzanilla y cantueso.

Mi vida estalló en aquel camino.

Aquella llave

Que de mano en mano iba

Desgranándose como un rosario de vida,

Sentido en un avemaría,

Se amasaba en ella la piedad de mi pueblo.

Oraban  las mujeres sus afanes

Prendían en la copa de los arboles su oración

Mujeres con la fe pisando tierra

Engarzando sus suspiros y sus ayes

Desenredando espinas, anhelando claveles.

Cada mujer que pasaba, se dejaba el corazón.

Nosotras niñas,

Tendiendo la esperanza

a cada paso, a cada pisada.

La llave de la ermita está en el camino nos decían:

En ella iban prendidos nuestros sueños

nuestros afanes,

nuestros amores,

Las ilusiones y la fe de mi infancia,

La fe y el dolor de las mujeres del pueblo

Y los colores de lo invisible

El río siempre acompañando

Profundo y fresco

Perfumado de chopos,

Mariposas, lirios y el trino de las aves

avanzando nuestros rezos,

Ahí empezó esta sabrosa escritura.

Se tiñeron de amor y campo

Mis palabras.

Abriste la puerta,

Sin yo saber qué buscaba,

y salieron a mi encuentro los jazmines y los lirios.

 

Mi barquito de papel

Navega hoy otros mares,

Sigue siendo de papel.

 

La vida nos acoge,

Alzo hasta Ti mi barco,

Canto de mis sueños,

Mi sed florecida

Luz para mis ojos,

Voces de mi alma

Que me traen contigo.

 

Dulces  colores despiertan mi alma

Cada  ocho de septiembre

Y se llenan mis tiempos de ternura

Y florece una rosa agradecida

Entonces, abres Tú la llave de mi ermita.

 

 

Guadalix   8 septiembre 2021

La imagen que acompaña es; Peonia de luz. de Marney Ward

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