Para tu libertad bastan mis alas

Al punto sanó aquel hombre, tomó su camilla y echó a andar Jn 5,9

Estaba viendo como interiorizar esta experiencia que vivió el paralítico con Jesús y dejarme abordar por su significado,“las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma “ decía Cortázar y,  acudieron en mi auxilio las palabras de otro, que emocionalmente, significativamente y espiritualmente  me ayudaron a saborear esta experiencia del evangelio, fueron los versos de Neruda :” Para mi corazón /basta tu pecho/ para tu libertad /bastan mis alas” Creo que esto es el resumen mejor que puedo hacer de este evangelio. Porque este pasaje va de amor y de libertad. Estamos en el evangelio del paralítico

“Al punto sanó aquel hombre” nada más escuchar las palabras de Jesús. Sólo acabamos de empezar a ver el milagro y se llena el pasaje de esperanza. “Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona y os salvará” IS 35,4. La palabra de Jesús transforma la vida. La cambia. No es la sabiduría del sufrimiento lo que trae Jesús,  es la sabiduría de vivir. La posibilidad de vivir en libertad por el don de su amor, el don gratuito del amor de Dios que aquel enfermo acogió.

“Para mi corazón/ basta tu pecho”

El enfermo se fió de otro hombre y encontró la liberación. Se acabaron todas las restricciones que tenía. Al fiarse de Jesús  encontró su libertad, recobró su propia humanidad que yacía en la camilla. El  enfermo acoge  lo que le dice Jesús, se fía, confía en él, y  se pone en pie,  le cree , le acepta, se acepta así mismo y se levanta de su postración, es  el amor que Jesús ofrece, un amor liberador: Tomó la camilla y caminó!

 

“Para tu libertad bastan mis alas”!

 

La confianza es una actitud que construye al ser humano. Abrirse paso en confianza es muy importante para el crecimiento personal y lo que es más importante, por esa actitud experimentó el enfermo la gratuidad de Dios con toda su fuerza y  brilló el amor leal de Dios con Jesús, el amor liberador.  Podía Jesús haberle curado sin más, pero Jesús quiere que empiece una vida nueva con lo que el es y ha sido, que se libere del sufrimiento destructivo, que despierte del duelo de si mismo en el que vivía. “Al punto sanó aquel hombre”  En esa acción el paralítico muestra la fuerza que infunde el amor de Jesús que trae y quiere dejar en los seres humanos. Y siente y expresa  la libertad que Jesús le otorga al permitirle  caminar  haciéndose dueño de sus propias decisiones. Acogiendo y respondiendo al amor de Jesús

 

“Para mi corazón/ basta tu pecho”

 

Toda pérdida de libertad es al menos  una sujeción, y por tanto una pérdida de relación con los demás hombres y mujeres: una posibilidad de pérdidas vitales. No puede haber libertad sin autonomía personal, por ello le pregunta Jesús al paralítico si quiere curarse y Jesús le libera para que decida su propio camino .No le pide que se quede con él ni que le siga; sólo que “camine”. Las estructuras de poder  y el sometimiento nos agazapan, nos paraliza, y se hace mas real esta experiencia en el paralítico que no se puede mover y está privado casi de todo; pero la libertad nace de dentro. Hay enfermos y personas sufrientes a quienes les desaparecen sus limitaciones externas pero la enfermedad y los problemas les han creado dentro, otro cautiverio. La libertad tiene que ver con nuestro ser mas intimo, si está herido, está herida nuestra libertad.

El hombre tomó su camilla”.en ella estaba todo su pasado que le sujetaba. Santa Teresa nos confiesa como sufre esto  “la enfermedad me tenía atada” decía; Jesús nos libera de nuestro pasado  que nos mantiene vencidos, nos proyecta al futuro que somos libres de crear. Ninguna realización personal puede darse sin un clima de libertad. .Si destruyes la libertad destruyes al ser humano. Esto era lo que ocurría en tiempos de Jesús. También hoy en día. Una muchedumbre marginada .Jesús le ofrece  la esperanza de su Salud. Sólo le pide el consentimiento. Su propuesta toca lo esencial del ser humano, la vida, y su capacidad de libertad. Esta exclusión de la vida que dictaban las élites judías y sacerdotales era una forma de dejarlos morir. No se puede crecer sin relación con los demás. Jesús le da la salud y la  posibilidad de la convivencia, con ello la capacidad de actuar por si mismo, relacionarse sin depender de otros. El paralítico al coger su camilla, con ello toma  todo lo que significaba la postración y va a entrar en una nueva comunicación con los hombres y mujeres,  anunciando así que el destino de cada persona nos incumbe a todos. La libertad le reintroduce en la comunidad, liberado de lo que le ataba, liberado también para amar. Y resuenan en mí de nuevo los versos de Neruda

“Para tu libertad bastan mis alas”

Era sábado, y el enfermo tal como le pidió Jesús tomó su camilla. La relación con Jesús  le permite hacerse dueño de si,  tener fuerza y ánimo en esa libertad que le hará dejar  todo lo que le había dominado, le permitirá la  posibilidad de poseer  aquello que lo poseía; este hombre estaba  sometido y privado de iniciativa propia; ahora por el amor de Jesús  puede disponer de si mismo con plena libertad de acción ”echó a andar” Jesús no lo levanta, le capacita para que se levante él mismo, está en juego la responsabilidad de vivir y pasar de ser un hombre inutilizado a un hombre libre por el paso de Dios por su vida, por fiarse de otro hombre, recibiendo “en su pecho” el amor de Jesús.  La noción de lo humano está ligada intrínsecamente a la libertad. Jesús en su infinita libertad fue un humanizador de la vida. La libertad pertenece a la esencia del ser humano. Significa la capacidad de ser uno mismo en lo más profundo el ser, en el amor. La libertad se abre en el amor.

La libertad significa también tomar decisiones, en este caso contradecir la Ley y el paralítico lo hace con lealtad a Jesús que le había sanado. La experiencia de la integridad recobrada por la Palabra de Jesús le llena de confianza y esperanza y le liberará de su peso y de todo lo que ha supuesto y supone la postración, acoge la libertad de Jesús y se sitúa él también, frente  las Instituciones y la Ley que lo marginaba, desafiando también las leyes del sábado. El hombre tomó su camilla

Jesús se opuso a esa interpretación de Dios y de la Ley, que además no solo manchaba la imagen de Dios sino que desfiguraba la del ser humano convirtiéndolos en desechos humanos, descartados que dice Francisco. Ahí está su camilla como símbolo de segregación, postración y sufrimiento. Es potente esta imagen. La fuerza de esta imagen de la camilla y caminar  me evoca  a un hombre lleno de su vida convertido en testigo de Jesús, anunciando a los que le veían que el reino de Dios ha llegado para él con la libertad de vivir.   La camilla se convierte así, en instrumento de denuncia de las Leyes y de anuncio de  misericordia de Dios, de la presencia de Jesús haciendo un reino nuevo para todos y todas.

“Pero aquel día era sábado” La fe tiene consecuencias, implica asumir  su verdad, las contradicciones y las consecuencias de esa experiencia. No es fácil. Este hombre tenía que tomar conciencia  de las heridas que dejan la opresión, las cicatrices emocionales, las  consecuencias  de su determinación, su compromiso, sus sueños de futuro, aprender a convivir en igualdad y asumir la responsabilidad de vivir de nuevo, que eso cura profundamente. Pero también incumplir él las Leyes del Sábado. Enfrentarse a la casta sacerdotal. La obediencia a Jesús y esta fidelidad fue su forma de gratitud.”Tomó su camilla” La libertad capacita para ser uno mismo, para el amor, para enfrentarte a lo injusto, a lo que te hiere, a lo nuevo. Así el paralítico supo de la misericordia de Dios, de su lealtad con el ser humano. Nos busca Dios siempre y nos espera.

El tiempo de Dios se ha metido en el tiempo de los hombres

 

“para mi corazón basta tu pecho

Para tu libertad te doy mis alas”

Una verdadera historia de amor y de libertad.

Echó a andar. ¡Un salto sin red! El paralítico entra en una realidad nueva para él,  empieza a vivir la vida por sí mismo, no una vida prestada, sino la suya, esa vida que ha amado Jesús. Jesús me recuerda constantemente en su relación con los enfermos y marginados  que en cada ser humano  hay algo único que le hace inefable y  se lo hizo saber  al paralítico. El hombre postrado pasa por la palabra de Jesús de no ser nadie para los otros, a ser libre, testigo del amor de Dios. Supo el paralítico recibir la esencia de la generosidad de Jesús, el don de su amor gratuito. Así recobró su estado humano. Esa amistad gratuita, ese amor sin retorno es lo que da frutos en el nivel más hondo del ser.

 

A veces se nos relatan los milagros como curiosidades, algunas veces con tintes casi de magia, y la misericordia como el reparto de bondad, y a Jesús como un blandengue…. Este evangelio a mí me enseña que es una experiencia vital, luminosa,  que es el camino del ser a Ser. Su esencia es Dios mismo y da la vida y la salud: “al punto sanó”.

Todo ocurrió en la puerta de los rebaños, testigo y memoria  de cómo se normaliza la injusticia y la exclusión. Jesús se dirige a personas  en quienes jamás nos hubiéramos parado a pensar y mucho menos a escuchar, es otra gran singularidad de Jesús. Un gran pasó en la promoción de la dignidad, la integridad, la autonomía e independencia  como seres individuales, como personas  productivas en  y para la sociedad.

Este evangelio me muestra una experiencia humana de Jesús muy fuerte y de consecuencias muy graves para él. Jesús actúa con plena independencia de toda Ley  y toda norma oficial.  A Jesús no le importaba la Ley que deformaba la imagen de Dios y del ser humano y lo condenaba. Lo que le importa era el ser humano y que  bajo el amparo de esa Ley  la casta sacerdotal y la aristocracia judía tenía reducido a la impotencia a la mayoría de la gente.  La inutilidad de este hombre procedía de su sumisión a todo el Sistema religioso imperante. El peso desproporcionado impuesto siempre a “otros”. Con su libertad Jesús abrió otra libertad.

Un hombre de fe este enfermo, aunque el evangelio no hable directamente de ella. ¿Qué fe? Una fe que tiene camino de ida y vuelta, que se vacía en el Señor y se llena de él. Una fe que se libera en la vida, en el compromiso,  como nos enseñan  estos versículos del evangelio. La fe camino y caminante.  La fe que  lleva en sí misma la escucha de  la vida, porque siempre es una pregunta, o también una respuesta, un asombro o una toma de conciencia, un compromiso, o una obediencia una experiencia y un deseo como en este caso ¿por qué no?  . Creer, exige ser tú mismo. No hay fe sin persona y no hay persona sin consciencia y capacidad de decidir. Jesús pide al enfermo el consentimiento. No puso Jesús mas condición a este enfermo para curarse, que el deseo de la Salud. A veces la religión nos enreda demasiado, demasiado cumplimiento…que creo que no nos acercan a Jesús, y nos distraen del sencillo deseo de Dios. Me manifiesta este evangelio el enorme respeto de Jesús por el ser humano y en sus relaciones. No le llama a este hombre a ser discípulo, le llama, a ser humano,  de ahí la libertad, que no es  tanto la capacidad de elegir entre el bien y el mal cuanto la capacidad de determinarse a si mismo. ¿Podemos en la iglesia con tantas exclusiones y limitaciones de las mujeres y de los laicos? No tenemos ni la libertad de decir, ni la libertad de ser, siempre bajo el escrutinio y la dirección y tutela del clero. No tenemos libertad realmente. La libertad que le ofrece el amor de Jesús es una libertad creadora de vida. Sin esa libertad es muy difícil ser hombre o mujer y menos llegar a la plenitud humana que es lo que nos ofrece Jesús. Al punto sanó, tomó su camilla y echó a andar.

“Para mi corazón basta tu pecho/

Para tu libertad  bastan mis alas/

Desde mi boca /llegará hasta el Cielo/

Lo que estaba dormido sobre tu alma”

Vinieron en mi auxilio estos versos de Neruda y he disfrutado con ellos y me han acercado profundamente a Jesús y a esta experiencia. No hay libertad sin amor, y al revés no hay amor sin libertad, por eso la libertad es creadora de vida. No hay espíritu sin libertad. Tampoco hay libertad sin Justicia, y es imposible sin respeto

Jesús honra a los deshonrados, a los enfermos; levanta a los sometidos,  como altares derrumbados, sobre ellos  proclama y consagra   su Palabra .Realiza la esperanza ¡levántate! levantémonos!

Recientemente ha muerto en Brasil el Obispo D Pedro Casaldáliga Me he sentido conmovida por su vida, su amor  y, su enorme libertad  que me ha impactado de lleno.  Su muerte ha tenido una réplica en mí de dolor y gozo. El decía de Jesús que “era la Misericordia hecha libertad”, admiraba de Jesús “su libertad y sus entrañas conmovidas”. Yo también.  Casaldaliga, su vida es la mística de un amor nuevo, terrenal, de encarnación, de gloria resucitada. De Jesús resucitado, ! Él con su vida le ha hecho vivo. Ha hecho vivir a Dios entre los seres humanos. Es para mí una gran esperanza en medio de estos tiempos revueltos, mordidos por la mediocridad y el egoísmo.  Pedro, el obispo de los pobres y los sin tierra, de las mujeres sin vida! Moría!  y al mismo tiempo estallaba en un gran gozo su vida con una fuerza profética inmensa, una enorme sensación que en él y los que le acompañaban se unían el Cielo y la tierra; suyos son estos versos, en los que se expresa de forma gloriosa la libertad que vivió y la libertad que esperaba:

» Con la muerte Dios y yo vendremos definitivos

Pero vendrá para pasar de largo

Y en la centella de su beso amargo:

Vendremos Dios y yo definitivos».

 

 

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